Año a año, estación a estación…Cada vez son más frecuentes noticias que muestran las consecuencias de un modelo global que nos está encaminando hacia un futuro colapso social, financiero y medioambiental. Y es que estos últimos días, las imágenes y vídeos que circulan por medios de comunicación y redes sociales, nos presentan un panorama de desastres socioambientales terribles; el centro sur del país completamente inundado.
Los desastres socioambientales son eventos extremos que tienen un impacto significativo tanto en la sociedad como en el medio ambiente. Estos eventos son el resultado de la interacción entre factores naturales y humanos, y pueden tener consecuencias devastadoras para las comunidades, los ecosistemas y la economía. Actividades como la deforestación de las laderas de las montañas, la urbanización sin planificación, la contaminación del agua, los derrames tóxicos, son causas típicas de estos desastres socioambientales.
A estos eventos que ocurren debido a condiciones geográficas y actividades antropogénicas, se suman los eventos extremos debido a la crisis climática. Huracanes más poderosos, sequías prolongadas, inundaciones intensas, olas de calor e incendios forestales, empiezan a ser pan de cada día. La crisis climática y los desastres socioambientales exacerban las desigualdades socioeconómicas al afectar de manera desproporcionada a las comunidades más vulnerables y económicamente desfavorecidas, ya que a menudo viven en áreas más propensas a desastres y tienen menos recursos para adaptarse y/o recuperarse. Peor aún, existe un fenómeno sinérgico entre la crisis climática y los desastres socioambientales. La interacción y el refuerzo mutuo entre estos dos fenómenos implica que la crisis climática agrava y amplifica los efectos de los desastres socioambientales.
Ante este escenario la población global no es indiferente. El Foro Económico Mundial publicó a inicios de este año el Informe de Riesgos Globales 2023 (The Global Risks Report 2023). Este documento analiza los principales riesgos a nivel internacional con carácter anual. Por "riesgo global" se entiende la posibilidad de ocurrencia de un acontecimiento o condición que, en caso de producirse, afectaría negativamente a una proporción significativa del PIB, la población o los ecosistemas. Bajo esta definición se agruparon factores de índole político, social, económico, tecnológico y medioambiental. Con estos parámetros, el informe articula un estudio para el largo plazo (10 años):
Los diez riesgos más severos a nivel global para los próximos diez años
1.- Fallo en mitigar el cambio climático (ambiental)
2.- Fallo en la adaptación al cambio climático (ambiental)
3.- Desastres naturales y episodios climáticos extremos (ambiental)
4.- El colapso de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad (ambiental)
5.- Migración involuntaria a gran escala (social)
6.- Crisis de los recursos naturales (ambiental)
7.- Erosión de la cohesión social y polarización societal (social)
8.- Generalización de la ciberdelincuencia y la ciberseguridad (tecnológico)
9.- Confrontaciones Geoeconómicas (geopolítico)
10.- Incidentes de daños medioambientales a gran escala (ambiental)
Fuente: Foro Económico Mundial (The Global Risks Report 2023)
El resultado arroja que los 10 principales riesgos globales de largo plazo son de índole predominantemente medioambiental, como el fallo en mitigar la crisis climática, el fallo en la adaptación a la crisis climática, los desastres naturales y los episodios de meteorología extrema; el colapso de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad. Es decir, la crisis climática se muestra como la principal amenaza a nivel mundial de acuerdo al estudio.
Para abordar esta problemática es necesario no sólo transformar el modelo tecno-productivo, sino también una dinámica de poder y de injusticias socioambientales.
Desde la Fundación Heinrich Böll se propone un enfoque de Realismo Radical para afrontar estos enormes desafíos. En esencia, el Realismo Radical reconoce que los problemas que enfrenta la humanidad en el siglo XXI, como la crisis climática, la desigualdad económica, la pérdida de biodiversidad y otros retos socioambientales, son interconectados y están arraigados en sistemas y estructuras profundas. Para abordar estos problemas de manera efectiva, es necesario superar soluciones superficiales, y en su lugar, comprometerse en cambios radicales que transformen los sistemas sociales, económicos y políticos subyacentes.
En el contexto de la crisis climática, por ejemplo, el Realismo Radical reconoce que simplemente implementar tecnologías de energía renovable o reducir las emisiones de gases de efecto invernadero no será suficiente para abordar la crisis climática de manera integral. En lugar de enfocarse únicamente en soluciones técnicas, el Realismo Radical insta a cuestionar los patrones de consumo insostenibles, los modelos económicos basados en el crecimiento ilimitado y las estructuras de poder que perpetúan la sobreexplotación ambiental y social.
Esto quiere decir que el Realismo Radical implica enfrentar la necesidad de un cambio cultural y de valores en la sociedad; significa reevaluar y cambiar la percepción del éxito, el progreso y la calidad de vida, y priorizar valores que fomenten la sostenibilidad, la equidad y la solidaridad.
La Fundación Heinrich Böll y el enfoque de Realismo Radical promueven el diálogo y la colaboración entre diferentes sectores de la sociedad, incluyendo gobiernos, la sociedad civil, la academia y el sector privado. Se aboga por políticas que aborden los problemas fundamentales y busquen soluciones que tengan en cuenta tanto la urgencia de los desafíos como la necesidad de cambios estructurales a largo plazo.
Esto se traduce en la constitución de espacios comunes donde los grupos de interés dialogan y logran acuerdos en temáticas de relevancia. Dicho diálogo social busca, a través de compartir información y debatir en conjunto, llegar a acuerdos entre quienes legítimamente tienen posiciones distintas, pero valoran un progreso conjunto. De esta forma, mediante un proceso de negociación entre partes con representatividad equivalente, se genera un círculo virtuoso donde se dialoga, consensúa y acuerda la creación de instituciones –reglas del juego– estables en el tiempo. Finalmente, el proceso de diálogo-consenso-acuerdo lograría generar inclusión y cohesión social como también confianza entre las partes, impactando positivamente los nuevos procesos de diálogo-consenso-acuerdo y así sucesivamente.
Ejemplo: Transición Energética Justa
La transición de fuentes de energía basadas en combustibles fósiles a fuentes de energía renovable es crucial para abordar la crisis climática. El enfoque del Realismo Radical va más allá de simplemente cambiar tecnologías, considerando aspectos sociales y económicos involucrados en esta transición. En una perspectiva de Realismo Radical, la transición energética justa implicaría no sólo la adopción de energías renovables, sino también una reestructuración profunda de la economía y el sistema energético para asegurarse de que los impactos sean equitativos y no recaigan desproporcionadamente en grupos vulnerables o marginados.
Es decir, una política pública desde este enfoque incorporaría:
1.- Reconversión laboral: Que los trabajadores que deban reconvertirse tengan oportunidades de empleo y capacitación. Esto evitaría la creación de tensiones sociales y aseguraría una transición suave para las comunidades afectadas.
2.- Equidad en la distribución de beneficios: Se buscaría que los beneficios económicos y ambientales de la transición energética se compartan de manera justa. Esto puede incluir la implementación de programas de energía solar o eólica comunitaria que permitan a las personas de bajos ingresos acceder a la energía renovable, superar la pobreza energética y reducir sus costos energéticos.
3.- Participación ciudadana: El enfoque promovería la participación activa de la sociedad civil y las comunidades en la toma de decisiones sobre la transición energética. Esto aseguraría que las políticas sean sensibles a las necesidades locales y cuenten con el apoyo de la población.
4.- Desarrollo sostenible: La transición energética se considera en el contexto más amplio de la sostenibilidad, abordando no sólo las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también la conservación y protección de ecosistemas, la justicia social y la reducción de la contaminación.
5.- Diálogo social: El Realismo Radical abogaría por la participación activa de la sociedad civil, las comunidades afectadas y los científicos en la toma de decisiones. La colaboración entre gobiernos, organizaciones no gubernamentales y el sector privado es fundamental para abordar los problemas desde diferentes ángulos. Se requieren soluciones colectivas y multidisciplinarias.
La sinergia entre desastres socioambientales y la crisis climática resalta la necesidad de un enfoque realista y transformador para abordar los desafíos interconectados que enfrenta nuestra sociedad. El Realismo Radical propuesto por la Fundación Heinrich Böll, ofrece una perspectiva valiosa para abordar esta compleja situación y promover soluciones integrales y sostenibles.
No se trata solo de mitigar y adaptarse, sino de abordar las causas fundamentales y trabajar hacia una transformación profunda de la sociedad hacia la sostenibilidad y la justicia. Este enfoque reconoce la complejidad de los desafíos y busca soluciones que enfrenten estos problemas de manera holística y transformadora. Exigir esta transformación no es «ingenuo», es radicalmente realista.