¿Es posible debatir en medio de discursos de odio?
La investigación surge de la preocupación de la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad en torno al empeoramiento en la calidad del debate público. Aumentaron las agresiones, violencias y expresiones de odio.
Estos discursos agraviantes afectan sobre todo a quienes se identifican con el ideario feminista. Y aumentaron a partir de la irrupción en el debate público de los grupos antigénero.
Estos sectores se instalaron en el ámbito público en general, y en las redes sociales en particular, con el objetivo de difundir su ideario contrario a la igualdad de género. Y una de sus estrategias de incidencia política es el acallamiento de los discursos de sus oponentes.
Las formas discursivas que ponen en juego estos sectores -manipulación de la información, insultos, descalificaciones, amenazas y violencias- comenzaron a inundar la cotidianeidad del debate público y del ciberactivismo feminista. Ya no intervenimos de la misma manera que antes en espacios de discusión para promover una acción y/o exponer un punto de vista; sabemos que nuestras intervenciones probablemente tendrán un costo y muchas hemos empezado a medirlas para evitar ser agredidas.
Esta investigación intenta darle fundamentos a estas inquietudes. Asimismo, analizamos las estrategias de comunicación de ambos sectores en la red social Twitter. Por último, intentamos relevar las fortalezas y debilidades del ciberactivismo feminista.
Nos sorprendieron positivamente algunos hallazgos vinculados a oportunidades que se presentan para mejorar las comunicaciones feministas. Asimismo, nos llevamos algunas preocupaciones. Por un lado, creemos que es necesario un mayor énfasis de las organizaciones feministas en la comunicación, en el contexto de un debate público que está casi -y más en contexto de pandemia global- exclusivamente focalizado en entornos virtuales. Es urgente sumar saberes que nos permitan desplegar mejores, más integrales y más coordinadas estrategias en estos espacios.
Asimismo, las escenas cotidianas de violencia -y el intento constante de acallamiento de voces- generan desafíos en torno a la manera más adecuada de incidir en el debate público: ¿Cómo seguir participando sin sentirnos afectadas/os? ¿Cómo mantener la argumentación sólida que ha caracterizado históricamente al feminismo si enfrente no hay un intento de reflexión sino de agravio?
Ambos temas están en el centro de problemáticas que exceden a los feminismos. Los discursos de odio se expresan contra muchísimos sectores sociales. Asimismo, los entornos virtuales plantean enormes desafíos comunicacionales.
Esperamos que esta investigación sea un aporte para encontrar respuestas a las inquietudes planteadas.
Texto original en la web de Comunicación para la Igualdad