“El gran desafío es traducir la agenda política de reclamos en clave de política pública”

Entrevista

Entrevistamos a Alba Rueda, Subsecretaria de Políticas de Diversidad del flamante Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación, la primera militante y activista por los derechos de las personas trans y travestis en ocupar un lugar de esta jerarquía en el Estado Argentino. 

Alba Rueda

Se cumplen 51 años de la revuelta de Stonewall[1], hito en la lucha por los derechos civiles de las personas LGBTI+ que da origen a la conmemoración internacional del Orgullo. Durante los últimos años se han conquistado derechos para mejorar las existencias de lesbianas, gays, travestis, trans, bisexuales, intersex, no binaries.

En Argentina se sancionó la ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Identidad de Género, la Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida, la Ley de Educación Sexual Integral, la Ley Micaela, que contribuyen a profundizar la democracia. Sin embargo, todavía no se ha logrado erradicar la violencia estructural y el pleno acceso a la vivienda, a la salud, a la educación y al trabajo que se han visto particularmente afectado en esta coyuntura de crisis económica y COVID – 19. Distintas organizaciones reclaman un rol activo del Estado y políticas públicas integrales[2].

Entrevistamos a Alba Rueda[3], Subsecretaria de Políticas de Diversidad del flamante Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación, la primera militante y activista por los derechos de las personas trans y travestis en ocupar un lugar de esta jerarquía en el Estado Argentino.

  • A medio año de la puesta en marcha del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad y en este contexto de pandemia global por el COVID–19, o sea entre la urgencia y las transformaciones estructurales, ¿Cuáles son los ejes desde donde están trabajando en el diseño de políticas públicas para sectores que son considerados minorías?

Nuestras sociedades son profundamente desiguales, inequitativas, atravesadas por prejuicios y discriminación hacia muchos grupos poblacionales. Esto tiene que ver con perspectivas históricas y el Ministerio viene a asumir una enorme responsabilidad, que es una deuda histórica con el colectivo de mujeres y con la diversidad sexual y con los grupos de diversidad LGBTI+. En ese sentido, el punto de inicio tiene que ver con un estado de situación de esas inequidades que, en el contexto de la pandemia, de cuarentena se hicieron muy explícitas y que vienen siendo señaladas a lo largo de estos años por las organizaciones, los movimientos sociales, los actores claves de la diversidad sexual. Me refiero a la violencia estructural hacia las personas trans y travestis. Esa violencia estructural se ha manifestado en estos últimos meses de una manera muy concreta. Tiene que ver con el hambre, con la falta de políticas públicas, es decir, tiene que ver también con la violencia institucional y la violencia social. Frente a estos escenarios, lo que nosotras tenemos como agenda es primero la responsabilidad ante una deuda histórica frente a las agendas y a las políticas públicas en clave de género y diversidad. Y después, concretamente durante el trayecto de estos meses, lo que también pudimos ver fue que nuestras políticas públicas no pueden ser escindidas. Hay dos claves para entender la política pública feminista, la integralidad y la transversalidad. Tenemos que prevenir cualquier tipo de violencia, no solo la física o la policial, también la que sucede en los ámbitos intrafamiliares, en la escuela, en la salud.

La presencia del Estado es muy necesaria para estas latitudes, para estos proyectos sociales que abordan esa desigualdad y asumen el compromiso de responder a sociedades profundamente inequitativas.

No se puede contestar solamente pensando que el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad es la única respuesta del Estado, el Ministerio tiene que saber llevar y conducir una agenda en perspectiva de género y diversidad de manera transversal, no solo en el Gobierno Nacional, sino también en diálogo con los gobiernos provinciales, municipales. Lo que quiero decir es que la perspectiva es territorial y de puesta en valor de las voces de quienes desarrollan estos reclamos de manera histórica.

  • En relación a los datos, ¿de qué manera están construyendo información para diseñar esas políticas públicas que mencionas?

Eso es un desafío en este momento, porque hasta ahora hablamos sobre cómo se constituyen las políticas a partir de estos emergentes en estos escenarios de coyuntura. Pero también la planificación de la política pública necesita información sobre la población en Argentina para poder diseñar. Parte de estos seis meses fue reconocer que efectivamente no hay información sobre la población LGBTI+ en Argentina. Esto es un dato y tenemos un enorme compromiso para generarla. Es por esto que el Ministerio tiene una dirección de estadística. Nuestra intención es ingresar en el sistema de estadística nacional y eso va a permitir hablar de esas variables, de esas lecturas de los datos que constituyen hoy, las políticas públicas. Hay enormes desafíos pendientes no sólo en Argentina sino en el mundo, y uno de ellos es cómo incorporar en el sistema de registro de datos la perspectiva de la diversidad, es decir, romper con el binarismo de los registros de la información poblacional.

  • En este escenario de crisis económica y ASPO[4] se vio una significativa y veloz organización de los sectores populares, sociales en torno a la asistencia, no solo en términos solidarios sino de organización política y articulación con el Estado atendiendo a distintas temáticas, ¿a qué motivos crees que se debe esto?

Las organizaciones sociales fueron claves, supieron conducir y señalar dónde estaban los reclamos, levantar las voces y mostrar las desigualdades. Destacar el rol de las organizaciones sociales en Argentina, en Latinoamérica es fundamental porque los movimientos sociales son la fuerza para generar un mayor reconocimiento de los derechos, mayor trabajo por la democracia, mayor trabajo territorial. Marcan cuáles son los márgenes de los sistemas democráticos. Y ahí el desafío es tener una escucha muy atenta. Vengo de los movimientos sociales y me parece que el gran desafío al entrar en la subsecretaría es poder traducir esa agenda política de reclamos en clave de política pública.

  • ¿Cómo se pueden abordar las problemáticas desde una mirada federal, teniendo en cuenta las particularidades territoriales?

Tenemos un enorme país para pensar, es un desafío también dentro de nuestra agenda poder pensar la territorialidad, y ese es un aporte muy grande que estamos haciendo, el de la textura de la diversidad. Ahí el feminismo supo señalar la variable de la interseccionalidad que tiene que ver con la clase, con la etnia, con el género, y agregar la territorialidad para poder pensar las realidades locales y generar indicadores que den respuestas para pensar los escenarios comunes, las agendas concretas. Para quienes están en Jujuy, en el sur de la Argentina, a quienes atraviesan variables culturales, sociales particulares. Hay una textura de la diversidad, que no es un principio liberal, sino es justamente lo contrario, es un principio del reconocimiento de una historia, atravesada por luchas sociales, por la violencia, por la violencia estructural. Las políticas públicas tienen que poder restituir derechos para todes.

  • ¿En qué notas que cambió tu vida desde que has asumido este nuevo rol?

Mira, te voy a decir algo que no sé si es la respuesta, pero yo pensé que trabajaba mucho. (Risas) Ahora sé que mucho también puede ser muchísimo. También cambié los ejes de la responsabilidad en términos de responsabilidad histórica, reconociendo ese desfasaje histórico con respecto a nuestro rol. Me siento muy responsable frente a los escenarios que estamos atravesando. Creo que hay que saber traducir esa responsabilidad en mucho trabajo, en mucha conciencia, eso creo que es un horizonte ético.

Y en términos más personales fue aprender mucho de la diversidad de nuestras sociedades, ahí hay mucho para aprender entre todes y tengo el privilegio de poder ver y escuchar muchas voces que son necesarias para poder pensar esto. Me refiero a cómo romper lo obtuso de las perspectivas de ciudadanía y reconocer que las ciudadanías travestis, trans son ciudadanías que tienen su propia textura y que tienen el derecho a poder pensarse a sí mismas en lo que implica el rol con las instituciones, así que también con mucho respeto estoy aprendiendo a llevar adelante mi trabajo.

  • ¿Qué les dirías a las generaciones más jóvenes?

Es muy necesaria esa pregunta, pero es muy, muy difícil. Estoy trabajando para que efectivamente se abran los horizontes de la diversidad en las escuelas, en las familias, en el barrio, para que efectivamente eses niñes, eses adolescentes puedan vivir su desarrollo personal con la libertad que no tuvimos. Es un proceso con un proyecto social mucho más amplio que el trabajo que pueda hacer. Pero espero realmente hacer aportes en esa clave y sé que no va a ser la conclusión de nada, sino que va a ser uno de los pasos importantes para poder llegar a eso, a ese objetivo.

 

 

[1] El 28 de junio se celebra en todo el mundo el Día del Orgullo LGBTIQ+, una jornada histórica que conmemora la revuelta que tuvo lugar en 1969 en el bar Stonewall Inn de Nueva York (Estados Unidos).

[4] Aislamiento social, preventivo y obligatorio.