La Marea Verde en Argentina y el a(r)mado de olas feministas

pañuelazo en Argentina

Nuevamente el 19 de febrero las calles de Argentina se colmaron de verde y violeta. Fue para volver a protagonizar un Pañuelazo Federal, a dos años del primer pañuelazo que permitiera que el proyecto por Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) ingresara para su debate al Congreso Nacional. El que lograra media sanción en la cámara de diputadas y diputados y que no se aprobara después en la cámara de senadoras y senadores de la Nación.



Otra vez olas y más olas generando intensas movilizaciones llenas de lucha y rebeldías en este territorio del sur de nuestra querida América Latina donde tanto se mueve y se mueve. La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto convocó el 19F bajo la consigna “el proyecto está en las calles”. Hubo quienes agregamos: “que lo escuche y apruebe el Congreso Nacional”, otras a la idea del proyecto en las calles le sumaron “nosotras y nosotres también” para insistir con las presencias de nuestras cuerpas sentipensantes. Las movilizaciones y acciones de ese día dieron cuenta de la potencia de un movimiento vivo que no deja de crecer y empujar. Es posible que quienes votaron en contra de la IVE en 2018 contemplaran las imágenes de este 19F con cierto asombro y hasta con rabia. ¿Habrán creído que con la votación cruel del Senado de la Nación alcanzaría para detenernos?



El 1 de marzo, en la inauguración de las sesiones legislativas el presidente Alberto Fernández anunció que enviará prontamente un proyecto de despenalización y legalización del aborto para que lo debatan con urgencia los cuerpos legislativos. Esos anuncios hay que inscribirlos en los efectos de ese hacer sostenido de años y años que se condensa en gran medida en la irrupción de la Marea Verde feminista. Es histórico: el aborto es anunciado por el gobierno como una de las prioridades de la agenda legislativa. Remarco que en sus dichos habló del derecho que tenemos a decidir sobre nuestros cuerpos. Y pareciera haber ahí un salto argumentativo que esperamos se vea plasmado en el texto que se gire al Congreso.



Vale preguntarse cómo es que el espacio político de Fernández-Fernández no ahorra pasos y reconoce que hay un proyecto que está en las calles como es el de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Las sospechas sobre los porqués de esta decisión van y vienen. La principal refiere a los vínculos con la iglesia católica y a las visitas al Vaticano. Numerosas han sido las oportunidades en que el presidente también se expresó que este debate no es entre celestes y verdes, y que desea superar esa antinomia (¿esa grieta?). Esto, junto con preocuparnos, parece ser un propósito difícil de cumplir. Es que quienes se oponen férreamente a la aprobación de una ley que reconozca por parte del Estado el derecho principalísimo a las autonomías corporales, no están dispuestos a quedarse expectantes en la disputa. Lejos de eso sacan a relucir su autoritarismo cada vez que pueden, y seguramente se están preparando para acciones virulentas y malintencionadas como nos tienen acostumbradas y acostumbrades.



Vivimos un tiempo prometedor en Argentina en relación a los debates que instalamos desde los feminismos y muchos otros movimientos sociales. Es indudable que transitamos un tiempo otro en relación a la apertura y a la construcción de lo que defino como la sensibilidad despenalizadora y legalizadora del aborto. Vamos desacoplándonos social y culturalmente de

esos sentidos tan amarrados a los oscurantismos con los que nos enseñaron a pensar el aborto. Hay ensanchamientos prometedores.



Es que cuando el aborto llega para quedarse no hay vuelta atrás. Provoca e inspira a una manada rebelde y aguerrida que discute y discute, que no se calla ni esconde en los placares los pañuelos verdes. Provoca y cuida a la manada que aborta diariamente. Esa manada atrevida que sabe que el conservadurismo del senado nacional no es una compuerta de hierro imposible de tirar abajo. El aborto como tema de discusión en las mesas familiares, en escuelas, en facultades, en sindicatos, en centros culturales, en textos poéticos, en narraciones y relatos, en imágenes de quienes abortan, en bibliotecas populares, en salas de aeropuertos y en colectivos, en campañas publicitarias, en oficinas del congreso nacional, en reparticiones públicas, en centros de salud, en hospitales, en estrados judiciales, en los medios de comunicación, en obras de teatro y en un largo etcétera. El aborto inundando calles. El aborto reapropiado estirando el campo social y cultural en el que se inscribió por décadas. Esa apertura es pura potencia singular. Olas expansivas de un hacer que también reclama justicia afectiva para con quienes abortan.



A la par vivimos con la materialidad de una deuda externa injusta que nos ahoga diariamente y somete a los dictados del FMI y sus socios especuladores, provocando una cuantiosa deuda interna para con los sectores más explotados y vulnerabilizados de la población, donde las mujeres y cuerpos feminizados, trans y no binaries, son blanco de ataques constantes y particulares. Las estadísticas de femicidios en Argentina y en toda América Latina y Caribeña siguen provocando terror. La precarización de la vida a la que nos llevó el gobierno de Mauricio Macri con sus políticas neoliberales es evidente y de ello no saldremos fácilmente. Resulta imperioso que los feminismos reflexionemos sobre las relaciones entre las violencias machistas y las formas capitalistas extractivistas en las que se engarzan, para proyectar programas de acción que, junto con crear lazo comunitario y acuerpado, dispute por otras salidas para la resolución de los problemas que nos aquejan y producen sufrimientos de variado tenor. Programas de acción que se alejen de apuestas piponas de presencia estatal. Justamente porque los estados del capital no podrán nunca traer las soluciones que traigan buen vivir a nuestras existencias. Salidas que reclamen la sanción de leyes y políticas garantistas de derechos como piso de posibilidades y no como techos deseantes.



Desde estos presupuestos es que este 9M nos preparamos para estar en las calles en el 4to Paro Feminista Plurinacional e Internacional. Insistiendo que la deuda es con nosotras y nosotres, ni con el con el FMI ni con las iglesias, que nos merecemos el aborto legal, seguro y gratuito en el camino de lograrlo libre y feminista; que estamos hartas de racismo y colonialismo, de violencias sexistas y heterosexistas, de lesbofobias, transfobias y travestobias; que será para instar a los varones que dicen estar avergonzados ante cada nuevo femicidio a que rompan sus pactos de fidelidad con la masculinidad violenta y violadora haciendo cada vez más público su repudio a la clase varonil que no nos da tregua.



Salimos a las calles a decir que este paro será con mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries; que será con niñes y jóvenes, que será con las y les pibes, por infancias libres, por educación antipatriarcal, anti-racista, anticolonialista y antibiologicista; que será por la separación de las iglesias del estado, que será con quienes abortan y por maternidades libres y elegidas; con nuestras hermanas mapuces, con migrantes, con trabajadoras domésticas, con campesinas, con trabajadoras sexuales, con quienes cuidan, con las asalariadas y las no asalariadas, con las compañeras y compañeres de las economías populares y cooperativas.



Salimos a las calles para insistir que estamos acá, que a(r)manos olas y también redes de cuidados colectivos. Que nos movemos como movemos todos los días el mundo. Que seguimos a(r)mando mundos feministas con revueltas cotidianas y con horizontes lejanos. Muy lejanos. Mientras este 2020, Será Ley.



Neuquén, Patagonia, 5 de marzo de 2020