Agroecología, Ambiente y Salud: Escudos Verdes Productivos y Sustentables

La Argentina tiene abolengo agropecuario. Nació con fuerte perfil productivo y su campo fue el eje de grandes transformaciones sociales, económicas y políticas. Es hacia allí y por este motivo, que derivó la conformación del país y el nacimiento de miles de pueblos y ciudades, a lo largo y ancho del territorio, se generó la trama comercial y productiva y se construyeron las redes de comunicación, viales, ferroviarias y fluviales.

En sus primeras etapas, la Argentina agrícola era prácticamente un país donde las mieses crecían sin agroquímicos y la feracidad de sus suelos no ameritaba de abonos externos. Trigos y carnes forjaron una historia parcializada de riqueza y desarrollo algo distante de una realidad, que luego de 200 años tiene al país, pregonando aquí y allá, bajo los mismos conceptos. Pero que ahora, se autoimpone el seguir creciendo con innovación y tecnología química que a la luz de los resultados, genera un círculo vicioso creciente de consumos de pesticidas y fertilizantes, con problemas y soluciones recurrentes y eso sí, externalidades crecientes que hasta ahora, se escondían bajo las alfombras. La epidemia química llegaba al país y alcanzaba tanto a las formas de producción agropecuaria como a las de alimentación.

El modelo agrícola pasó en especial en las últimas dos décadas de una agricultura de baja carga de insumos externos a un fuerte modelo agroindustrial que multiplicó con creces el consumo de pesticidas de toda índole, sumada a la elevada carga de energía externa y un uso intensivo de recursos de base (tierras y aguas), cada día más contaminados y degradados. Es una agricultura insostenible pero mantenida a través de ciclos de buenos precios internacionales en su momento para sus granos, en otro momento para sus carnes.

No obstante, esta intensificación, esta agriculturización que hemos llamado sojización y pampeanización, cuando sale de Las Pampas y se expande a otras ecorregiones, esconden síndromes de insustentabilidad que no sólo afectan el entorno o la utilización de recursos naturales de manera insostenible (por ejemplo los suelos), sino que impactan directamente sobre la salud del ambiente y la vida humana.

De esto se trata este libro. De los efectos sobre la salud ambiental y nutricional sobre la población argentina. De los impactos en especial emergentes de la aplicación de agroquímicos en los bordes urbano-rurales y de cómo esto está generando daños al ambiente y la salud humana. Un alerta que se sustenta en la propia demanda de las poblaciones afectadas.

Trata también de la emergencia de una reacción social que nace con las asambleas ciudadanas y la movilidad en defensa propia, de los llamados “pueblos fumigados”, que por encima y delante de sus autoridades, buscaron caminos alternativos y propuestas superadoras que les dieran una oportunidad tanto a los ciudadanos como a los productores. La red “Paren de Fumigar”, alertó desde hace más de una década sobre los impactos del modelo rural en base a un activismo comprometido y consustanciado con la demanda social. El libro del socioambientalista Jorge Rulli, de 2009, “Pueblos Fumigados, Los Efectos de los Plaguicidas en las Regiones Sojeras”, relata más que vehementemente y a conciencia, sobre los impactos no previsionados del modelo. Rulli y unos muy pocos otros fue de los primeros, e intentar, si con su óptica y particular mirada, fomentar a un cambio, a una toma de conciencia.

De eso se trata. De ayudar a cambiar las miradas y las técnicas. De convocar a todas las partes y demandar a técnicos y autoridades por nuevas perspectivas, generando un cambio novedoso y un aprendizaje colectivo. De una socialización de conocimiento que bastante se aleja de la privatización de la información que se esconden detrás de los miles de productos vendidos a los productores. Un conocimiento que habla de tecnologías de procesos, de cambios conductuales y de miradas integrales sobre el sistema chacra y la interfase urbano-rural inéditos y donde hasta los propios agrónomos deben incursionar en novedosas formas y aprendizajes.

De esta forma, identificando los ejes del problema, lo que involucran algunas acciones y en especial la enorme oportunidad que de la mano de una disciplina científica como la agroecología, es posible ofrecer y demostrar una nueva forma de producción, amigable con el ambiente, con la salud humana y con un hábitat más sano. Un orgullo que la Argentina perdió de la mano de la agricultura industrial, pero que puede recuperar rápidamente para sus interfases urbano-rural.

Es una oportunidad. Un proceso de cambios. Y un cambio de paradigma productivo en la agricultura que trae justamente una construcción de ofertas nuevas y preparación de técnicas novedosas que tienen a la agroecología y todos sus procesos relacionados en términos no sólo agronómicos, sino sociales, culturales, económicos y ambientales y llevan a ayudar a pensar el por qué la agroecología, es la agricultura del futuro, que crece desde el borde las ciudades pero su efecto transformador se lleva hasta el campo más profundo. Que sabe que para sobrevivir a su modelo actual, debe cambiar…

Finalmente, agradecemos a la Fundación Heinrich Böll Cono Sur, en su sede en Chile, que generosamente ha financiado la realización de esta obra y las dos anteriores (Cultivos Transgénicos, ¿Hacia dónde fuimos? (2016), y El vaciamiento de Las Pampas (2017)) y que llega a todos Uds. de forma totalmente gratuita y accesible.

 

Walter A. Pengue y Andrea F. Rodríguez (Buenos Aires, noviembre de 2018).

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2018
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Español