“Necesitamos no sólo cambiar las leyes sino que también luchar contra las estructuras patriarcales”

Feministas del Cono Sur realizaron una evaluación sobre el impacto que tuvo la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing en la vida de las mujeres de la región al cumplirse 20 años del compromiso que adquirieron los 189 países participantes. Implementar políticas para alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres en el mundo fueron los principales lineamientos trazados.

El encuentro, convocado por la Asociación Nacional de Mujeres Indígenas y Rurales (ANAMURI), la Marcha Mundial de Mujeres-Chile, el Núcleo Feminista Izquierda Autónoma, la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres y la Fundación Heinrich Böll Cono Sur, tuvo por finalidad que feministas de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil hicieran una lectura crítica sobre los avances, obstáculos y desafíos de las autonomías física, política y económica de las mujeres, a 20 años la IV Conferencia Mundial de la Mujer, realizada en Beijing, China.

La Plataforma de Acción, planteada en 1995, enfocó sus esferas de preocupación en ámbitos como el medio ambiente, el ejercicio al poder y la toma de decisiones, la niña, la economía, la pobreza, la violencia contra las mujeres, derechos humanos, educación y capacitación, mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer, salud, conflictos armados y los medios de difusión.

La directora de la Oficina Regional Cono Sur de la Fundación Heinrich Böll, Ingrid Wehr, fue la encargada de abrir el encuentro expresando que “a pesar de que existen avances en el ámbito legal de la agenda de Beijing + 20, todavía en los países del Cono Sur las mujeres están viviendo situaciones muy difíciles en su vida cotidiana, esto debido a la estructura de violencia sistemática patriarcal que deben enfrentar a diario. Necesitamos no sólo cambiar las leyes sino trabajar en contra de esas estructuras y mentalidades patriarcales”. Para las exponentes y participantes a este conversatorio, Beijing significó avances formales pero que no se tradujeron siempre en soluciones concretas para mejorar la calidad de vida de las mujeres y las niñas, ya que a pesar de que existen logros en la creación de normativas, aún persiste la violencia sistémica y la desigualdad de género en los distintos aspectos: sociales, económicos, culturales y políticos.

En cuanto a la relevancia que tuvo la IV Conferencia Mundial de la Mujer en los procesos políticos y sociales, la directora del Instituto de Investigación de Vivienda y Hábitat (INVIHAB) de la Universidad Nacional de Córdoba de Argentina, Ana Falú, explicó que “Beijing no fue sólo agenda, sino un proceso que sirvió para articularnos y poner en público nuestro debate. Hemos logrado incidir en la agenda, construir alianzas con las comunidades, ONG y políticos en la defensa de nuestros derechos”, no obstante, afirmó que “aún hay muchas mujeres en América Latina que no conocen sus derechos, no saben cómo ni dónde ejercerlos, por lo que es urgente visibilizar esta problemática y ser implacables en la defensa de estos”.

Para la antropóloga e investigadora de la Universidad Federal Rural de Pernambuco en Brasil, Andrea Butto, “Beijing generó una gran movilización, una gran oportunidad de alcanzar la igualdad pero para otros y otras significó la adopción de medidas muy genéricas que no incidieron en los sistemas estructurales de igualdad de género”. La investigadora, señaló además que a pesar de que ha habido una disminución de la pobreza esta se ha feminizado. “Las mujeres tienen más acceso al trabajo pero este es mucho más precario, no existe segmentación y continúan recibiendo menor salario que los hombres”.

Azul Cordo, integrante de Mujer y Salud (MySU) de Uruguay, se refirió a lo fundamental que debe ser la “reproducción de lógicas feministas en el poder”, destacando que “las nuevas generaciones tenemos muy claro los derechos que tenemos que defender, pero para eso es fundamental la articulación feminista y la instalación de estas plataformas, como también evitar la implementación de lógicas masculinas entre nosotras”. En cuanto al rol de los Estados en la defensa de los derechos de las mujeres, Ximena Valdés, directora del Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer (CEDEM) de Chile, expresó que “hay que mirar el Estado y los gobiernos cómo han ido alterando los escenarios e impidiendo que vayamos hacia adelante. El neoliberalismo y el extractivismo que existe en el contexto de la globalización están provocando cada vez más, que estemos frente a una esclavitud asalariada”.

Sobre la aplicación sistemática de los ejes planteados en esta conferencia, la abogada del Centro de Documentación y Estudios de Paraguay, Line Bareiro, afirmó que “existe una gran deuda en materias de medio ambiente, cambios culturales y la situación de las niñas. Estamos viviendo el cierre de Beijing, por lo que estamos en una agenda de políticas públicas de diálogo con los Estados para trabajar en los avances que aún están pendientes”.

En el contexto de esta jornada, la presidenta de la Fundación Heinrich Böll, Barbara Unmüßig, expresó que para la fundación es fundamental la realización de estos encuentros interregionales que permitan estrechar lazos y discutir cómo mejorar la situación actual de las mujeres y las niñas, “ temas comola democracia, la participación de las mujeres y sus derechos, son centrales en nuestro trabajo internacional. En nuestras 34 oficinas trabajamos en el ámbito de los derechos de las mujeres, en su participación en la política y la economía. Por eso encuentro excelente que aquí se encuentren mujeres de los cinco países distintos del Cono Sur para hablar sobre sus derechos, sobre sus derechos sexuales y reproductivos y sobre su participación política”.