La investigación, presentada en el marco de la conmemoración del Día de la Mujer el próximo 8 de marzo, contabiliza 5.106 puestos de toma de decisión -en el ámbito público y privado- y concluye que sólo un 21,7% de ellos es ocupado por mujeres.
El estudio, coordinado por la socióloga Ana Cárdenas, sistematizó la presencia de mujeres en cargos directivos (presidencia, gerencias, direcciones superiores) en sectores tan diversos como empresas, sector financiero y seguros, clínicas y hospitales, cargos políticos, gremios y sindicatos, colegios profesionales, universidades y sector público.
En general, la presencia de mujeres en niveles altos de dirección en el país es significativamente menor: 21,7% de las mujeres (1.107 casos) y 78,8% de los hombres (3.999 casos). Una de las principales conclusiones del estudio es que es en el sector privado (mineras, salmoneras, retail y celulosas) y sector financiero donde se observan las tasas más bajas de inclusión de mujeres en puestos de alta dirección (1,7 y 3,7%, respectivamente). Las tasas mayores de inclusión de mujeres en puestos directivos se dan en el servicio público (34,1%) y autoridades administrativas no electas del aparato del Estado (33,5%). En este último se incluyen intendencias, superintendencias y Poder Judicial.
Llama la atención la prácticamente nula presencia de mujeres en cargos de Presidencia y gerencias generales en los principales sectores productivos nacionales. En el sector retail se da una presencia algo mayor, pero todavía muy poco significativa (5,5%).
A mayor poder, menor presencia de mujeres
Otro de los hallazgos del estudio es que en la totalidad de los sectores estudiados existe una verdadera pirámide de poder, donde mientras más alto el cargo, menor es la inclusión de mujeres. Esto se da tanto en el sector público como privado, e incluso en ámbitos como la educación y la salud, que suelen asociarse con mayor presencia de mujeres.
Por ejemplo, en las Universidades, sólo el 5,1% son rectoras, mientras el 22,6% son decanas o jefas de carrera. De los 39 Institutos Profesionales considerados, el 25,6% son rectoras, mientras el 32,7% son jefas de carreras.
En el sector de la Salud sucede algo similar. El 100% de las presidencias de las clínicas son ocupados por hombres, mientras la presencia de mujeres es algo más relevante en las gerencias generales (7,9%) y aumenta algo más en las direcciones médicas (19,4%)
La tendencia se repite en el ámbito de los gremios y asociaciones profesionales, donde mientras más alto el cargo, menor es la presencia de mujeres. Además, se ve una mayor participación femenina en colegios profesionales (35%) que en gremios empresariales (5,6%).
En cuanto a los sindicatos, comparativamente existe mayor presencia de mujeres en puestos directivos; sin embargo, se replica la pirámide de poder: más presencia de hombres en cargos superiores.
Algo más equilibrado se ve en el sector político (electo y no electo), donde los niveles de presencia de mujeres son muy similares en alcaldes/as, senadores/as y diputados/as; esta participación aumenta en concejales, probablemente por el sistema proporcional que permite mayores cupos y menor escala en la pirámide de poder. A su vez, existe menor presencia femenina en designaciones de intendentas (13,3%) que de ministras (28,6%); sin embargo, la presencia de mujeres en el sector político no electo es mayor que en el sector electo.
La pirámide de poder se replica en el Poder judicial: a mayor responsabilidad, menor presencia de mujeres. Donde se ve más inserción femenina es como directoras de servicios a nivel estatal; es decir, a un nivel “intermedio-superior” dentro de la organización.
Baja presencia femenina: una realidad transversal
Aunque usualmente se critica la baja presencia de mujeres en el ámbito político, en el estudio se demuestra que este no es un problema exclusivo del sistema político, sino más bien uno estructural de la sociedad chilena en su conjunto. De hecho, es en el ámbito del Estado donde se observan las mayores tasas de participación de mujeres en cargos directivos, aunque todavía siguen siendo muy bajas. En el sector privado—incluyendo empresas, gremios, colegios profesionales y sindicatos—se observan bajas tasas de participación de mujeres en puestos de toma de decisión superior. En los sectores productivos principales del país se advierte una prácticamente nula incorporación de mujeres a las esferas superiores de toma de decisión.
Esta estructura piramidal se replica dentro de cada sector, donde las mujeres acceden con mayor facilidad a posiciones de poder en cargos inferiores. Incluso en sectores donde se podría esperar una mayor presencia femenina (salud y educación), las tasas de participación de mujeres en posiciones de poder todavía son bajas.