8 de marzo: tomamos las calles en medio de contraofensivas neoliberales

El 8 de marzo nos volvió a encontrar al movimiento feminista marchando por las calles del mundo, haciendo del internacionalismo más que una promesa. 

Marcha del 8M en la Ciudad de Neuquén
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Marcha del 8M en la Ciudad de Neuquén. Foto por Nati Camaña - La Revuelta Colectiva Feminista

En Argentina, una vez más, hicimos oír reclamos y exigencias en muchísimos rincones del país. Nos mueve la conciencia de todo lo que está en riesgo con el virulento ascenso de las ultraderechas a nivel global y -en particular- desde la asunción de Javier Milei como presidente del país. Nos mueve la conciencia de nuestras vidas y la vida de los territorios bajo amenaza. También las persistencias de un movimiento de largo alcance que tiene el desafío de reconocerse en pensamientos y prácticas como antipatriarcal, antifascista, anticolonial, antirracista y, agrego, antinegacionista. 

Las ultraderechas amarradas a sus proyectos neoliberales, con Milei como su exponente en esta región del mundo, muestran su contraofensiva de manera obscena y vertiginosa. Despliegan una pedagogía de la desmoralización, la que junto con hacernos vivir en un estado de shock permanente y cotidiano también pretende provocarnos, paralizarnos, disciplinarnos, castigarnos y convencernos que nada podemos hacer. Insistir y hacer memoria acerca de que en la región de América Latina el neoliberalismo tiene un origen profundamente violento, no está de más.   

La imagen de la motosierra, utilizada por Milei y el espacio político al que pertenece, llamado La Libertad Avanza, es un símbolo que expresa una pasión destructiva y vengativa sin límites y es -a la vez- un instrumento que produce efectos materiales concretos, como es la precarización de la vida de las mayorías empobrecidas y, como contracara, la acumulación de la riqueza en manos de multimillonarios cada vez más ricos. Desde que asumió el gobierno, en su relato y en sus acciones, insiste con el plan de reducir el estado a su mínima expresión, desmanteló políticas y programas tendientes a disminuir las desigualdades de género y desfinanció la salud y la educación públicas. Todo esto trae consecuencias devastadoras especialmente para la vida de las mujeres, quienes ven aumentar de forma acelerada la cantidad de trabajo no remunerado. Luci Cavallero dice que hay muchas formas de definir al neoliberalismo, una de ellas como: “un tipo de política económica que desentiende al estado de las tareas de reproducción social y las descarga directamente sobre las mujeres”.  

En este contexto, en el armado del Paro Internacional del 8 de marzo, buscamos abonar a un continuum de acciones que seguramente tendrán una nueva expresión callejera el 24 de marzo con las convocatorias de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y de organismos de derechos humanos. Inscribir el 8M como continuidad de la enorme expresión de salud colectiva que se vivió el 1 de febrero en las calles del país, contra el antifeminismo, el racismo y el fascismo expresado en los dichos de Milei en Davos y como puente hacia el 24. Fechas para aglutinar fuerzas transversales que pongan límites y digan Basta Milei. Fechas que adquieren nuevas texturas, contornos y programas para las convocatorias y las conversaciones que necesitamos imperiosamente poner a rodar y ensayar, alentadas por la disposición afectiva a pensar con otras, otres y otros. 

Negacionismo y provocaciones restauradoras

El gobierno de Milei -entre otras cosas- encarna una pasión negacionista restauradora. De allí su insistencia por convertir al machismo, la discriminación, la crueldad y los odios en política de estado. Y que eso derrame de manera horizontal en amplias capas de la sociedad.  

Niega el patriarcado, niega la catástrofe climática, niega la existencia de las desigualdades de género, niega la brecha salarial, niega las violencias por motivos de género, niega la importancia de atender el embarazo de niñas y adolescentes, niega el reconocimiento de las existencias e identidades de personas trans, travestis, no binaries. En ese negar serial y constante ataca toda la agenda que amplió derechos en Argentina, en particular, ataca sistemáticamente a los feminismos y transfeminismos porque somos quienes vinimos a hacer sucumbir órdenes autoritarios, dogmáticos y jerárquicos, y quienes cuestionamos las formas de ejercicio de poder masculinista. Importa reconocer que también ataca a los pueblos originarios, a los movimientos de derechos humanos, de la economía popular, a ambientalistas, a personas con discapacidad, a migrantes. 

El negacionismo constituye una afrenta contra consensos sociales y políticos alcanzados, implica retrotraernos a debates que considerábamos saldados. Más aun significa un agravio contra los mecanismos de la propia democracia que se debilita a pasos agigantados con sus cripto-estafas y sus decretos para gobernar y hacer pactos con el FMI. 

Tres ejemplos del negacionismo y sus provocaciones: 

1-El cierre de organismos, programas y políticas para atender las violencias por motivos de género, con la consecuente reprivatización que eso supone. Si algo trajo el Movimiento Ni Una Menos en Argentina (iniciado en 2015) es justamente una politización de las violencias machistas. En tanto argumentó y concitó adhesiones sobre el carácter político de las mismas que impactó de diversa manera en las subjetividades, vidas concretas y políticas de estado. Según el informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) publicado el 7 de marzo del corriente año: “en materia presupuestaria, el gobierno decidió prorrogar el Presupuesto 2023, garantizándose la discrecionalidad en el gasto. Lo mismo hicieron en 2025. A su vez, las políticas que en 2023 estaban etiquetadas como PPG (Presupuesto con Perspectiva de Género), esto es, políticas que contribuyen a reducir las desigualdades de género, mostraron una caída de 21% en términos reales durante 2024”.

2-La amenaza de quitar la figura de femicidio del Código Penal.  El argumento que usan para la eliminación es el de “la igualdad ante la ley”. Sin embargo, el principio de igualdad ante la ley es un principio constitucional que reconoce que no hay igualdad y pretende mostrar una aspiración. Para lograr igualdad los estados deben generar políticas focalizadas que tiendan a ello. En parte eso explica la incorporación de la figura de femicidio en el Código Penal en el año 2012. Lo que se busca con esa figura es mostrar que hay un agravante cuando el crimen lo comete un varón mediando violencia de género. Sacarlo del Código Penal es profundamente regresivo. 

3-El interés por volver al biologicismo en materia de educación sexual. Reavivan disputas que estuvieron presentes en los debates dados en 2006, cuando se aprobó la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI). Dos cuestionamientos claves, el primero: ¿quién tiene que enseñar sobre educación sexual? En su proyecto la respuesta es la familia (nótese el singular). Su pulsión a privatizar todo, incluye privatizar las sexualidades. En la Ley 26.150 no se anula la responsabilidad, ni el reconocimiento del rol de las familias (nótese el plural), lo que define es que el estado tiene la obligación de garantizar el derecho del estudiantado a recibir educación sexual integral y a organizar los contenidos mínimos a desarrollar. El segundo tema: ¿cómo son leídos los cuerpos y las sexualidades? Atacan la ley porque desde la concepción de la biología como destino abogan por la existencia de dos cuerpos, dados de una vez y para siempre. La ESI es nombrada como una de sus enemigas públicas, transmiten pánicos morales y sexuales por doquier. Señalan a las disidencias sexuales y de género como el gran peligro para la humanidad y para la continuidad del mundo, y a la ESI como parte de esa fuerza destructiva por los debates que habilita en las aulas. Sin embargo, la ESI colaboró con la reducción de embarazos no deseados en niñas y adolescentes en un 49% entre 2018 y 2021, y con la identificación de abusos sexuales infantiles en 8 de cada 10 casos denunciados según un informe del Ministerio Público Tutelar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires publicado en 2020. Según el informe de CEPA antes citado, su ejecución se desplomó un 98,7% en 2024.

Aperturas necesarias

Nos enfrentamos a los deseos de multimillonarios y sus aliados, quienes reclaman un mundo a su imagen y semejanza. Ojalá no perdamos esto de vista ya que está profundamente interconectado con la raíz misma de nuestros pesares. El fascismo colonial y extractivista acecha, se empeña en detenernos, en frustrarnos, en desautorizarnos de manera escalofriante y pegajosa.  

Los desafíos que tenemos por delante son inmensos y aunque no sepamos del todo cómo hacerlo, se vuelve crucial seguir imaginando vidas y redes comunitarias esperanzadas. Toca tomar distancia de explicaciones un tanto ritualizadas, sin abandonar nuestros compromisos generosos con la construcción de diálogos, confianzas y conexiones que nos ayuden a reencantar nuestras luchas activistas por otros proyectos de mundo.