COP28: Manteniendo el Rumbo en 1.5°C

Columna

Los esfuerzos internacionales provenientes del Acuerdo de París (2015) están puestos en buscar limitar el aumento de la temperatura media global en 1.5°C sobre los niveles preindustriales. No obstante, desde una perspectiva realista basada en los actuales compromisos climáticos de los países, se avizora prácticamente inevitable sobrepasar dicho umbral. Esto conlleva consecuencias ecológicas y sociales de magnitud considerable, de las cuales ya hemos sido testigos los últimos años de forma brutalmente evidente.

Dubai 2023

Entendiendo que uno puede desviarse de una trayectoria para retomar ruta, la forma más simple de explicar el porqué de mantener el umbral crítico de 1.5°C es que sirve como faro rector. Metafóricamente es similar a usar “googlemaps” o “waze” para manejar de un punto a otro. En ambas aplicaciones te presentan el tiempo estimado de viaje y una ruta óptima para ese tiempo. Si uno se equivoca en el camino, la aplicación recalcula la trayectoria y un tiempo estimado de llegada. Por lo tanto, a pesar del desvío, uno sigue logrando llegar al destino en un “segundo mejor” tiempo posible. En el contexto de la crisis climática, el objetivo de 1.5°C es un pilar fundamental de nuestra travesía, incluso en la eventualidad de un exceso temporal que se vislumbra como ineludible; lo importante es retomar la ruta lo antes posible.

Y es que no ha sido sencillo darle urgencia a llevar a cabo una transición drástica y holística, desvinculándonos de la dependencia de los combustibles fósiles. Existe una incontestable necesidad de llegar a un tratado de no proliferación de combustibles fósiles como requisito sine qua non para lograr un progreso significativo en las metas climáticas. También es de capital importancia el desarrollo de propuestas económicas, las cuales contemplen nuestros límites planetarios. Es decir, un programa integral y multifacético que vaya más allá de la mera transición hacia energías renovables; un nuevo modelo de desarrollo que realmente se base en la sustentabilidad y la integración de la sociedad en su conjunto. Como humanidad podemos tener una visión compartida y detallada de una transición socioecológica justa que funcione no sólo en las regiones más ricas del planeta, sino que sea aplicable y beneficie a las regiones postergadas del mundo. Este llamado a la acción implica ineludiblemente una revisión de los modelos de desarrollo existentes, con sus particularidades y heterogeneidades. La complejidad de los retos que plantea la inevitable superación del umbral de 1.5°C, nos obliga a una reevaluación radicalmente realista de los paradigmas económicos y políticos vigentes.

Para esta ruta tenemos algunas pistas. En marzo de este año, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicó su llamado "informe de síntesis", la sección final de su sexto informe de evaluación (IE6). Basado en miles de artículos revisados por expertos de cientos de científicos de todo el mundo, el informe ofrece una revisión exhaustiva del impacto del cambio climático y de lo que el mundo debe hacer para limitar el calentamiento global a 1.5°C.

En el informe se destaca que las actividades humanas, especialmente las emisiones de gases de efecto invernadero, ya han causado un calentamiento global de 1.1°C sobre los niveles preindustriales. Además, se señala que los cambios en la atmósfera, océanos, criósfera y biósfera están generando impactos adversos en todas las regiones, con énfasis en la desigualdad de afectaciones a comunidades vulnerables. Se enfatiza que las emisiones continuas conducirán a un mayor calentamiento global, con riesgos más altos de lo evaluado anteriormente. Por último, se abordan las respuestas a corto plazo, subrayando la urgencia de la acción climática. La acción rápida y sostenida de mitigación y adaptación puede reducir las pérdidas proyectadas y generar beneficios, especialmente para la calidad del aire y la salud, además de las tecnológicas. Existen diversas opciones de mitigación y adaptación ya disponibles. La cooperación internacional es clave, al igual que la equidad e inclusión en las respuestas al cambio climático para garantizar un futuro sostenible y habitable para todas las personas.

¿Qué podemos esperar de esta COP28?

Del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023 se celebrará en Dubai la 28ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28). La COP28 se celebra bajo el lema de la urgente transición energética mundial: Cada vez son más los gobiernos y sociedad civil que reclaman un acuerdo mundial para la eliminación rápida, completa y justa de todos los combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas. Al mismo tiempo, existe un gran riesgo de que en la COP28 se promuevan tecnologías como la captura y el almacenamiento de carbono (CCS), y otras tecnologías y mecanismos de compensación de carbono cuestionados, con el fin de retrasar y diluir la eliminación progresiva de los combustibles fósiles.

Tras el gran avance en las negociaciones de la COP27 sobre un nuevo fondo para las pérdidas y daños masivos ya causados por la crisis climática (Fondo de Pérdidas y Daños), la COP28 seguirá negociando su aplicación. También está prevista la primera Evaluación Global (GST, por sus siglas en inglés) en el marco del Acuerdo de París, que mostrará una vez más lo dramáticamente lejos que estamos de las trayectorias climáticamente justas para mantener el rumbo en 1.5°C. La COP27 de Egipto ya se celebró en un contexto muy restrictivo en el que la sociedad civil estuvo sometida a una fuerte represión. La situación en los Emiratos Árabes Unidos es aún más precaria; no existe una sociedad civil activa e independiente.

Desde su génesis han existido críticas a las COP, incluyendo la falta de acciones concretas y medidas vinculantes para abordar el cambio climático, la lentitud y burocracia en la toma de decisiones, la desigualdad en la representación de las naciones más afectadas, la dependencia de compromisos voluntarios sin mecanismos de cumplimiento efectivos, la posible influencia de intereses corporativos en las negociaciones, la insuficiencia de fondos para mitigación y adaptación, la controversia en torno a los mercados de carbono, la percepción de fracasos pasados en cumplir expectativas y abordar adecuadamente el desafío climático, entre otras. A pesar de estas críticas, la COP ha seguido siendo un foro vital para el diálogo global sobre el cambio climático, con esfuerzos continuos para mejorar su eficacia y abordar estas preocupaciones.

Sin embargo, esta COP ya partió con polémica. El presidente designado, Ahmed Al-Jaber, enfrenta un escándalo tras la filtración hace unos días de documentos reveladores por la BBC[1]. Estos documentos exponen los planes de Al-Jaber para aprovechar las reuniones de la cumbre climática de la ONU con el propósito de cerrar acuerdos petroleros. La designación de Al-Jaber, quien también preside la compañía petrolera nacional de los Emiratos Árabes Unidos, ya había generado preocupación en la comunidad ambientalista debido a posibles conflictos de interés. Evidentemente estas revelaciones cuestionan la integridad de la conferencia.

La conferencia sobre el cambio climático es una oportunidad crucial para tomar el rumbo correcto y acelerar la acción para afrontar la crisis climática, teniendo en cuenta los récords de temperatura a nivel mundial, y los fenómenos temporales extremos que nos han estado impactando. Las COP desempeñan un papel central en la gobernanza climática global. Cuidar las COP implica una participación activa, de concientización pública, de transparencia y rendición de cuentas. Es así como la sociedad civil, las ONGs y otros actores no estatales desempeñan un papel vital al participar en discusiones y presionar por acciones más audaces. Con mucho que debatir -y aún más que hacer- es vital que se acuerde y financie una acción climática socioecológicamente justa basada en la ciencia. Tenemos que actuar ya si queremos mantener el planeta en condiciones habitables en el escenario de crisis climática. El Acuerdo de París (COP21) fue un paso en la dirección correcta. Ahora hay que aumentar la ambición y evitar enfoques erróneos para resolver la crisis climática en consideración con los límites planetarios. Como fundación política queremos aportar visibilizando las fuerzas progresistas verdes para avanzar en una transformación socioecológica justa.

¡Mantener el rumbo en 1.5°C es posible!