En los últimos 19 meses, Chile ha experimentado uno de los procesos transformativos más complejos y convulsionados de su historia reciente. Heridas que nunca habían sanado del todo se han reabierto y sangrado profusamente. Temores largamente dormidos han despertado. Esperanzas guardadas en un cajón ahora lucen vistosas en espacios públicos.
A pesar de que ha pasado todo lo improbable para sofocar y aplacar este proceso, este fin de semana se cumplió uno de los hitos más relevantes para redactar una nueva Constitución. Y es que, incluso con la atención puesta en potenciales candidatos presidenciales, serán los elegidos del pasado sábado y domingo, quienes definan los acuerdos para el nuevo pacto social de Chile. Y vaya si hemos recibido buenas noticias en estas elecciones.
Por un lado, y sin duda, la paridad es uno de los triunfos más anticipados. Ya se ha mencionado bastante sobre dos datos esenciales: la asamblea queda conformada por 78 hombres y 77 mujeres, y bajo el mecanismo para asegurar paridad, fueron 5 mujeres las beneficiadas versus 13 hombres. Así, queda en evidencia que las trabas para que más mujeres accedan a puestos de elección popular está más relacionado con la falta de oportunidades para postular que con la falta de mujeres aptas e interesadas en hacerlo.
Pero la presencia de mujeres para la redacción de una nueva Carta Magna está lejos de ser solo un número simbólico. Ya lo decía Vandana Shiva, prominente ecofeminista de la India, “O vamos a tener un futuro en el que las mujeres lideren el camino para hacer las paces con la Tierra o no vamos a tener un futuro humano en absoluto”, y es que el sistema depredador en que se basa nuestra economía entiende los cuerpos de mujeres y los territorios naturales, como mercancías transables, commodities que existen para el beneficio de unos pocos, en desmedro de los muchos.
Asimismo, la presencia de 17 constituyentes escogidos desde 10 pueblos originarios, abre la puerta a la inclusión de nuevas cosmovisiones largamente ignoradas por la legislación tradicional. Por ejemplo, la idea de que “todos los animales, plantas, ríos, montes y el ser humano poseen un espíritu: aquel que les da vida y aliento” [i] que caracteriza al pueblo mapuche; o la concepción aimara del universo como una totalidad, quienes “consideran todas las cosas mutuamente relacionadas, que todos tienen que ver con todos y no hay nada ni nadie aislado, separado”[ii]; ambos aspectos fundamentales de los ecosistemas que no se abordan apropiadamente en la Constitución de 1980.
En particular desde el pueblo mapuche, representado por 7 constituyentes, destaca la presencia de la machi Francisca Linconao por el Distrito 23, reconocida por defender los ecosistemas sagrados de su comunidad de la acción inescrupulosa de privados, a través de la aplicación del Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales[iii]. La lucha la machi Linconao y su comunidad es un ejemplo concreto de la relación entre naturaleza, bienestar y espiritualidad que debemos preservar, y la presencia de esta autoridad ancestral para escribir una nueva Constitución resulta clave para incorporar estas cosmovisiones.
Además, tras décadas de trabajo territorial y de esfuerzos comunitarios, el movimiento ecologista del país, cada vez más diverso y multitudinario, ha logrado instalarse con 17 constituyentes que han demostrado consistentemente un “compromiso explícito y profundo por la naturaleza, el medio ambiente, el derecho humano al agua, derechos de la naturaleza y la intergeneracionalidad”[iv]. Entre estos se encuentra el Movimiento de Defensa del Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (MODATIMA), con 4 mujeres electas reconocidas por su trabajo en derecho humano al agua, y la Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC), con 5 miembros electos quienes han presentado una propuesta[v], construida colectivamente, de elementos básicos que debe contener una Constitución Ecológica, abarcando temas claves como bienes comunes, derechos de la naturaleza, justicia ambiental y social, y gobernanza territorial.
Estas preocupaciones también son compartidas por otros constituyentes, por ejemplo, la suma de los 66 candidatos electos por la lista apruebo dignidad[vi], la lista del pueblo[vii] y la lista de independientes no neutrales[viii], quienes incorporan dentro de sus ejes programáticos reformas importante a la manera en que nos relacionamos con la naturaleza, mientras que 79 constituyentes electos adhirieron con la petición de asegurar el derecho humano al agua en la nueva Constitución, a través de la plataforma Suelta el agua[ix].
La alta adhesión de constituyentes a estos temas también responde a un fenómeno nacional. A finales de año pasado, la IX Encuesta de Actitudes hacia el Medio Ambiente de la Universidad Andrés Bello[x] ya señalaba que el medio ambiente y el agua estaban entre los 5 temas más importantes a considerar para una nueva Carta Magna. En marzo, otra encuesta encargada por Greenpeace[xii] encontró que el 96% de los consultados consideraban que los constituyentes debían ser claros y explícitos respecto al medioambiente. En abril, la Plataforma Contexto[xi] señalaba que 78% de los encuestados preferían un Estado pro-ambientalista a uno pro-crecimiento, y en ese mismo mes, la Agenda Criteria estimó que un 42% pensaba que la nueva Constitución ayudaría mucho a mejorar la protección del medio ambiente[xiii].
Quienes han sido elegidos para conformar esta Convención Constitucional representan un amplio abanico de realidades, territorios, historias y opiniones. Hemos puesto nuestra esperanza en estas 155 personas, quienes, como bosque nativo, tienen su mayor fortaleza en la diversidad de miradas que por fin confluye en un espacio de toma de decisión en Chile. En esa gran diversidad emerge un punto común que ha sido históricamente postergado por quienes acaparaban el poder: la naturaleza tiene límites, y no podemos darnos el lujo de seguir traspasándolos.
Hoy, más que nunca, nuestra verde esperanza brota como manantial en medio de un desierto, y esta vez no dejaremos que se seque.
[i] Armando Marileo, lonko mapuche de Puerto Saveedra, en “Introducción a la religiosidad mapuche” de Rolf Foerster, 1995, disponible en http://www.memoriachilena.gob.cl/archivos2/pdfs/MC0009042.pdf
[ii] Paxi et al., 1986, en Hans van den Berg, 2008, disponible en http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2077-332320…
[iii] Más detalles sobre la sentencia de la Corte Suprema en esta causa se pueden revisar en el artículo de Faundes, 2010, disponible en https://www.corteidh.or.cr/tablas/r38466.pdf