El papel de las mujeres en la lucha por la paz: no se puede simplemente descartar

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"Es incluso difícil imaginar que en el siglo XXI, hasta ahora soy la única mujer que encabezó un partido negociador y firmó un acuerdo (de paz)". Un retrato de Miriam Coronel-Ferrer.

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Este artículo hace parte de nuestro dossier "Sin mujeres no hay paz: 20mo aniversario de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre las mujeres, la paz y la seguridad".

“Puedes decir que no es un vaso lleno, que es un vaso medio vacío. Pero no puede simplemente descartarse", dice Miriam Coronel-Ferrer, refiriéndose al papel de la mujer en las actuales situaciones de conflicto y procesos de paz. Coronel-Ferrer dirigió las negociaciones de paz para el gobierno filipino, que pusieron fin a un largo conflicto en el país del sudeste asiático. "Ya se necesita una buena razón para no incluir a las mujeres en las negociaciones (de paz). Hemos avanzado en la agenda.”

Este cambio de mentalidad se ha producido en los últimos veinte años, desde la aprobación de la Resolución 1325 sobre la mujer, la paz y la seguridad por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La resolución fue un primer hito para las Naciones Unidas en lo que respecta al impacto específico de la guerra en las mujeres, así como a la participación equitativa de los sexos en la resolución de conflictos, la consolidación y el mantenimiento de la paz, la ayuda humanitaria y la reconstrucción.

Aunque las mujeres son ahora más visibles en las cuestiones relativas a los conflictos y la paz, Coronel-Ferrer señala que ha llegado el momento de trasladar estas normas -resultantes de instrumentos jurídicos y precedentes de conflictos en todo el mundo- a la realidad de la vida cotidiana.

Después de todo, Coronel-Ferrer los conoce de primera mano. Fue y es la primera mujer que dirigió una parte negociadora (el gobierno filipino) y que firmó un tratado de paz con el Frente Islámico Moro de Liberación. Durante décadas, las tropas rebeldes habían luchado por la autonomía de las comunidades musulmanas en el archipiélago de Mindanao, en el sur de las Filipinas predominantemente católicas.

“Es difícil imaginar en el siglo XXI que soy la única mujer que ha dirigido una parte negociadora y firmado un acuerdo (de paz)“, dice Coronel-Ferrer, una de las cuatro mujeres del Equipo de Reserva de las Naciones Unidas de Asesores Superiores de Mediación (Standby Team of Senior Mediation Advisers), compuesto por ocho miembros. "¿Qué refleja esto acerca el estado de arte de las cosas?"

En resumen, la rareza de su papel pone de relieve la magnitud de la brecha entre los géneros, y que las mujeres deben reclamar una y otra vez su lugar en la mesa de negociaciones.

"Tenemos normas legales - también a nivel internacional. Existe una legislación nacional. Luego están las declaraciones ya hechas a favor de lo que las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas han exigido y confirmado desde hace mucho tiempo, y luego profundizado en otras resoluciones. Pero sólo en la realidad podemos juzgar todo esto".

Como negociadora en las reuniones con el MILF, se enfrentó a la dura realidad, lejos de la bella teoría. "Para la otra parte, el MILF, al principio fue muy difícil aceptar que el negociador del lado del gobierno era una mujer."

Punto ciego

En ese momento vio el mayor desafío de género en lo que llamó el punto ciego: "Cuando se trataba de la cuestión de género, la mayoría de los líderes del MILF y la sociedad en su conjunto seguían siendo muy conservadores.

El hecho de que el número de acuerdos de paz esté aumentando, con un mayor número de disposiciones audaces sobre la igualdad de género, la mujer, la paz y la seguridad, alienta a la Coronel-Ferrer en sus acciones. Este es el caso del acuerdo entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016. "En acuerdos posteriores, como en el Sudán meridional, estas disposiciones, así como la participación de las mujeres, ya están fuertemente ancladas en el proceso y el resultado.

Sin embargo, los tratados de paz no garantizan por sí mismos que una sociedad también ofrezca más justicia entre los sexos después de las épocas de conflicto. La transición hacia la creación de una región autónoma de Bangsamoro en Mindanao está en marcha, pero "lamentablemente sigue estando dominada por los hombres", dice Coronel-Ferrer.

Su experiencia en Filipinas ha demostrado su valor desde que asumió el cargo de mediadora de las Naciones Unidas en 2018 como única asiática. Los asesores de mediación son utilizados para asesorar a los enviados de las Naciones Unidas, las misiones de paz y sus equipos en materia de mediación y diplomacia preventiva.

"No son los mediadores los que determinan el camino, sino las partes negociadoras. Los mediadores tienen un papel de apoyo: ayudan a eliminar los obstáculos, actúan como puente y a veces también son una caja de resonancia para los negociadores”.

Roles diferentes, habilidades similares

"Los papeles de los mediadores y negociadores son diferentes, pero muchas de sus habilidades diplomáticas son bastante similares. Los negociadores necesitan habilidades diplomáticas, simplemente porque de otra manera nada avanzaría. Los mediadores necesitan la misma caja de herramientas", dice la profesora de ciencias políticas de la Universidad de Filipinas, que se describe a sí misma como "asertiva pero no combativa".

Cuando se le pregunta qué conflictos del sudeste asiático son los más complejos, responde: "Cada conflicto tiene su propia complejidad". En el sur de Tailandia, es importante comprender la naturaleza respectiva de los diferentes grupos rebeldes dentro de las comunidades musulmanas del país. Por otra parte, en Myanmar (que ha sido objeto de críticas por el trato que da a la minoría rohingya), hay una variedad de grupos étnicos cuya guerra casi histórica contra el Estado agrava aún más la situación.

Llegar a la paz implica profundizar en detalles como cómo los grupos rebeldes toman decisiones, sus líneas de mando, así como conocer los grados de apertura de los Estados partes a la devolución del poder político y, más allá de eso, la visión de todas las partes de involucrar a los actores internacionales. "La cuestión de género es igual de importante para cualquier análisis de conflictos y estrategia de paz", subraya Coronel-Ferrer, cuyo interés profesional en la investigación de conflictos y la labor de paz tuvo sus orígenes en la pacífica revolución de la EDSA, la llamada "revolución del pueblo" en Filipinas en 1986.

Redefiniendo el concepto de seguridad

Las negociaciones deben ir mucho más allá de la definición convencional de seguridad. Los Estados pueden ser reacios a adoptar medidas cuando consideren que confieren legitimidad a la otra parte, pero "este es exactamente el tipo de replanteamiento que se necesita, especialmente en la esfera de la seguridad". Para las partes negociadoras civiles, el enfoque sería probablemente más bien las pérdidas económicas - el capital político en juego si las negociaciones fracasan. Pero en países como Myanmar y Tailandia, donde los militares desempeñan un papel principal, estos patrones de pensamiento son mucho más difíciles de romper".

¿Y con qué "ingrediente" puede todo mantenerse o caer en la resolución de conflictos?, ¿cuál es el de mayor potencial? "La presión sobre las partes es el factor más importante. Presión para que reconsideren su posición (con respecto a la solución del conflicto). Esta presión puede venir de muchos lados, incluyendo el público, y en particular de sus propios partidarios”.

¿Hay momentos en que la resolución de conflictos simplemente no es posible? "Ambas partes pueden cansarse de negociar. Esto depende a veces de si se ha producido o no un cambio de paradigma, es decir, de si se pueden lograr éxitos a nivel pacífico, y no sólo por medios militares". Cuanto mayor sea este salto de conciencia, mayores serán las posibilidades de un acuerdo.

No hay interrupción de los conflictos como consecuencia del COVID-19

En vista de los acontecimientos mundiales, es obvio preguntarse si la pandemia del COVID 19 podría motivar a algunos actores en contienda a “enterrar el hacha” de guerra.

Según el Coronel-Ferrer, se ha considerado la posibilidad de mantener las armas en silencio durante la pandemia, sobre todo por razones humanitarias. "Pero eso no es suficiente para provocar un cambio completo de mentalidad, como es necesario entre las partes involucradas. Aunque las circunstancias pueden hacer que se replanteen las estrategias, no sucede así con la situación en su conjunto".

Coronel-Ferrer insiste repetidamente en la necesidad de no ceder nunca en situaciones de conflicto, sino de seguir buscando nuevas formas y oportunidades de diálogo.

A Coronel-Ferrer le gusta ser optimista. Por supuesto, ella también puede perder los estribos de vez en cuando, como admite, pero nunca se deja llevar por una rabia ciega. "A veces también me enfado, pero rápidamente me controlo de nuevo. El odio es un sentimiento del que no puedo escapar".

Traducido del alemán por Mauricio Sánchez Cárdenas.