Los países voltean hacia los océanos para garantizar la satisfacción de sus futuras demandas de energía y de materias primas. Combustibles fósiles o energías renovables: ¿Qué dirección tomarán? ¿Cuáles son las oportunidades y los riesgos?
1. CAMBIO CLIMÁTICO
De la energía primaria que se consume en el mundo, 80% se cubre con combustibles
fósiles; de ese porcentaje, la mayor proporción corresponde a carbón mineral (negro)
y carbón vegetal (café), seguido de hidrocarburos y gas natural. Para alcanzar la
meta climática de los dos grados centígrados, tan solo podemos quemar 12% de las
reservas conocidas de carbón, dos tercios de las reservas conocidas de hidrocarburos
y cerca de 50% de las reservas conocidas de gas natural. La quema de carbón es
por mucho la forma de obtención de energía que más daño ocasiona al clima.
2. INTERESES GEOESTRATÉGICOS
Los argumentos a favor de la independencia energética llevan a los países a enfocarse
en el petróleo crudo y gas natural. Quieren extraerlos de las profundidades de
los océanos o del Ártico, aun cuando ello signifique mayores costos en comparación
con los que implica apoyarse en las fuentes convencionales como los campos petroleros
de Medio Oriente.
3. LOS PRECIOS DEL PETRÓLEO
El precio del petróleo es volátil. En este momento es muy bajo, lo cual reduce el
incentivo para buscar en fuentes no convencionales en los mares. De los años 2011 a
2013, los países de la OPEP todavía pudieron obtener precios por encima de los 100
dólares por barril de petróleo crudo. Sin embargo, en 2016 hubo una caída histórica
del precio a 30 dólares por barril, los motivos fueron el auge del fracking en Estados
Unidos, la política de guerra de precios de los países de la OPEP, el resurgimiento de
Irán como exportador de petróleo y la debilidad de la economía china.
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