El descontento ciudadano frente a una corrupción generalizada, a la discrecionalidad en el proceso de toma de decisiones y la baja inversión en proyectos sociales, provocaron un vuelco en el escenario político paraguayo; la coalición Juntos Podemos obtuvo el triunfo sobre el Partido Colorado en Asunción, tras quince años de hegemonía.
El candidato Mario Ferreiro, del Partido de la Revolución Febrerista obtuvo el 50, 99% de los votos mientras que el candidato oficialista, Arnaldo Samaniego, no alcanzó más que el 40,56%.
Las últimas movilizaciones estudiantiles y las diversas protestas manifestadas por los gremios y las cooperativas, hacen notar que existe un pueblo mucho más crítico y activo, frente a las desigualdades sociales y políticas expresadas en el abuso de una clase política que sólo ha entregado privilegios al sector económico más alto de la sociedad paraguaya.
Analistas y medios de comunicación paraguayos aseguran que el gran perdedor de estas elecciones fue el actual Presidente, Horacio Cartes, ya que la gente manifestó a través de estas elecciones, su agotamiento por la mala distribución de recursos y la falta de proyectos concretos que ha presentado el gobierno para los sectores más vulnerables del país. A su vez, Cartes también ha sido muy criticado por convertir las elecciones municipales en un plebiscito en beneficio a su propia gestión y no preocuparse por las demandas exigidas por la ciudadanía.
Otro de los factores que más influyó en la derrota del oficialismo fue que las ciudadanas y los ciudadanos están cada vez tomando un rol mucho más activo en la exigencia de sus demandas como también dando cuenta de lo prioritario que es cambiar la estructura política que ha estado llevando el país durante estos años. La reaparición del voto castigo en estas elecciones es una demostración de que la gente está mucho menos cautiva al clientelismo, práctica que a pesar que ha sido muy frecuente y criticada en la función política de ese país, no se ha presentado ninguna reforma ni voluntad política para eliminarla.
El mismo candidato ganador por Asunción, aseguró que su triunfo se debió a una “revolución ciudadana” y que su lema “Ayúdenme a cambiar a Paraguay”, fue muy bien recibido por las personas, quienes están exigiendo mayor transparencia en la gestión pública y más participación en la toma de decisiones.
En Paraguay la pobreza alcanza un 20% de la población total del país, existen graves problemas de infraestructura, problemas sanitarios, de aglomeración urbana y una gran desigualdad económica, sin embargo, a pesar de esto, no se han establecido propuestas concretas para solucionarlos.
Según el “Estudio y discusión sobre las perspectivas de las elecciones municipales 2015” (presentado por el Instituto de Ciencias Sociales de ese país (ICSO), el único partido que presentó propuestas concretas de integración social fue el partido de izquierda, Frente Guazú, el cual sólo obtuvo el 4, 5% de los votos. Bajo este contexto, Luis Ortiz, director del ICSO, afirmó que “la gente ya ni siquiera está analizando los planteamientos políticos que ofrecen los candidatos, sólo quiere probar con gente nueva, carismática, sin una trayectoria política manchada y eso es lo que está expresando Ferreiro”.
A pesar de que la Asociación Nacional Republicana-Partido Colorado (ANR-PC) logró imponerse en 148 distritos a nivel país (10 más de lo obtenido en las elecciones municipales del 2010), los analistas consideran que su derrota en Asunción podría influir en las decisiones futuras de las próximas elecciones del 2018.
Para comprender más sobre los alcances de estas elecciones y sus resultados, la Fundación Heinrich Böll publicará un estudio más extenso a base de un informe elaborado por el ICSO (Instituto de Ciencias Sociales de Paraguay), el que estará disponible en nuestra web en el transcurso del mes de noviembre.