El Poder Económico y social de la Educación Superior en Chile
A raíz del estallido de los procesos de movilización social que sucedieron en el año 2011, la problemática de la educación superior chilena, ya lleva años ejerciendo una fuerte presencia no solamente en la discusión académica, sino también en la agenda de las organizaciones sociales, medios de comunicación, gobierno y partidos políticos.
Las movilizaciones del año 2011 no son las primeras manifestaciones sociales que ocurren durante la llamada “transición a la democracia”, ni tampoco lo son a nivel estudiantil. Sin embargo, existe un cierto consenso en caracterizarlas como las más amplias y masivas de la historia del Chile post-dictadura, posiblemente son las primeras en traspasar el ámbito puramente sectorial amplificando el descontento de diversos secotres de la sociedad chilena.
Además de las protestas, el otro hecho relevante que ha marcado el devenir de la educación superior chilena en los últimos años son los sucesivos escándalos institucionales que se han desatado. El colapso de la Universidad del Mar, que dejó a más de 18 mil estudiantes a la deriva, los casos de cohecho en las acreditaciones otorgadas por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), y las sucesivas acusaciones y posibilidades de cierre de diversas instituciones acusadas de diversas irregularidades.
Las consignas “fin al lucro" y “educación pública, gratuita y de calidad", ideas fuerza de las movilizaciones recientes, han desafiado algunos de los hasta entonces escasamente cuestionados fundamentos de la Reforma Educacional de 1981 que sentó las bases del actual modelo: la “mercadización” del sistema de educación superior, entendida como desplazamiento del eje del sistema desde el Estado hacia actores privados, tanto respecto a la oferta (liberalizando la creación de establecimientos privados y obligando a los públicos a autofinanciarse) como a la demanda (estableciendo el cobro de aranceles a los estudiantes, y relegando al Estado a un rol subsidiario a través de la administración de un sistema de becas y créditos para quienes no pudiesen costearlos).
Estos cuestionamientos han permeado de manera significativa el debate incluso a nivel de las más altas esferas del país. Antes del año 2011 las autoridades académicas y políticas no reconocían mayor problema en el funcionamiento general de la educación superior, relegando muchas de las irregularidades acumuladas a problemas de ajuste propio de los procesos de la expansión de la matrícula.
Existe un debate no resuelto acerca de cuáles son los factores que hacen que la educación (y en particular la educación superior) se transforme en un ámbito que concita el interés de tanta gente, al punto de ser el catalizador de las manifestaciones más masivas de la historia del Chile post-dictadura. Se trata en definitiva de una discusión de carácter ineludiblemente político-ideológico, pues en ella se disputan visiones y proyectos de país, y también en alguna medida modelos de desarrollo. Ahora bien, al margen de esto, hay en este trabajo una intención por develar hechos estilizados que comúnmente se esgrimen como logros de un modelo educativo “revolucionario”, que logró aumentar la matrícula exponencialmente y vincular a la educación superior a casi un millón de jóvenes. Este libro fue realizado en colaboración de la Fundación Heinrich Böll para Cono Sur.