El estigma social, la falta de voluntad política para en avanzar en el reconocimiento de los derechos sexuales reproductivos y en específico sobre la lucha contra la criminalización del aborto fueron parte de los principales temas abordados en el seminario internacional "Despenalización Social del Aborto", realizado los pasados martes 21 y miércoles 22 junio.
El encuentro, organizado por el Departamento de Trabajo Médico y Acción Gremial, el Colegio Médico Regional Santiago, el Observatorio de Equidad de Género en Salud Chile, con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll Cono Sur, contó con la participación de conferencistas pertenecientes a Chile, Argentina, Brasil y Uruguay, quienes compartieron sus experiencias en cuanto a la práctica del aborto en los distintos contextos sociales y legales en los respectivos países representados.
Gonzalo Rubio, Presidente del Departamento de Trabajo Médico y Acción Gremial, Consejero General Regional Santiago del Colegio Médico de Chile, se refirió principalmente a los antecedentes de la despenalización del aborto en Chile y del fuerte retroceso que el país ha tenido en esta materia. "Desde el punto de vista legislativo en Chile todavía estamos en el siglo XIX. El 31 de mayo de 1931 se dictó el Código Sanitario y en su artículo 19 permitía a las chilenas interrumpir su embarazo con fines terapéuticos. Nosotros todavía no llegamos a este año actualmente", ironizó Rubio. En el último período de la dictadura de Augusto Pinochet, este artículo fue suprimido restringiendo absolutamente la libertad de las mujeres a decidir sobre sus propios cuerpos.
El regreso a la democracia en Chile ni siquiera logró que los gobiernos de transición alteraran esta situación, ya que hasta el día de hoy sigue imperando el conservadurismo moral, tanto en quienes legislan como en algunos trabajadores del área de la salud. "La mujer en nuestro país está expuesta a tener que acudir a prácticas inseguras y clandestinas para poder acceder al aborto y junto a la criminalización existe la estigmatización social, prejuicio en el cual los trabajadores de la salud no somos ajenos. El aborto ilegal pone en peligro la salud y la vida de las mujeres, por lo tanto impedir estos riesgos debe ser legal", aseguró Rubio.
En el encuentro, también estuvo presente el destacado médico obstetra Aníbal Faundes, profesor actualmente de la Universidad de Campinas en Brasil y presidente de Grupo de Trabajo contra el Aborto Inseguro (FIGO) quien señaló que lo importante es erradicar la fuerte discriminación social que existe para abortar, afirmando que "los sectores más privilegiados se hacen abortos en condiciones seguras sin mayores riesgos, mientras que las mujeres con menos recursos se ven forzadas a hacerlo en lugares insalubres, poniendo así su vida en peligro".
Respecto a la objeción de conciencia, el médico mencionó un estudio realizado en Brasil en el que se concluyó que muchos médicos “no hacen abortos alegando objeción de conciencia pero en realidad no los hacen por el estigma que les supone y al mismo tiempo, no lo hacen en el área pública, para que nadie hable de que hicieron un aborto, sino lo hacen en el área privada ”refieren hacerlo donde nadie lo sepa".
Por su parte, Serrana Sienra, asesora de la Instituto Nacional de Derechos Humanos de Uruguay y Coordinadora Adjunta de la Asociación latinoamericana para los DDHH, expuso la historia legislativa del aborto en Uruguay. Sobre la ley aprobada en 2012 afirmó que a pesar de ser el país del Cono Sur con la legislación menos restrictiva en cuanto a esta materia, “existen muchas condiciones y limitaciones para su práctica”. Entre las restricciones de esta ley se encuentra el procedimiento donde las mujeres deben reunirse previamente con profesionales multidisciplinares de la salud para que brinden toda la información sobre la realización de un aborto. Luego, la mujer debe reflexionar en un plazo de 5 días si desea o no interrumpir el embarazo.
Frente a esta y otras situaciones, Sienra señaló que "no estamos satisfechas después de tanta lucha. La normativa aprobada podría haber sido mucho más garantizadora de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. El aborto debe ser circunscrito como una realidad social, es de esa perspectiva que hay que abordarlo porque si no se garantizan los derechos de las mujeres como derechos humanos, que el Estado está obligado a respetar y garantizar, no existen reales avances".
Por su parte, Dahiana Belfiori, escritora feminista e integrante de Socorristas en Red de Argentina, además de referirse a la situación legal en su país con respecto al aborto -despenalizado cuando hay peligro para la vida y de la salud de la mujer y en caso de violación -se refirió a la colectiva a la que pertenece. "Lo que nosotras pedimos es un aborto libre, seguro y gratuito y en las mejores condiciones de salud, mientras no suceda eso, nosotras seguiremos acompañando a las mujeres que decidan abortar entregando información sobre el uso de misoprostol, porque es nuestro derecho a decidir”, manifestó Belfiori.
Además, Belfiori se refirió a lo importante que es hablar del concepto aborto tal cual es y terminar con el eufemismo interrupción legal del embarazo, para terminar así con la carga moral y negativaque tiene el concepto en la sociedad. "Hay que sacar del closet el concepto de aborto, reconocer la palabra como acto político y exigir su práctica. Se debe construir el desprejuicio para dar vuelta su uso despectivo".
Quienes participaron del seminario, concluyeron que es necesario plantear el problema del aborto como una realidad social compleja y no solamente médica y poniendo en el centro el respetar de la voluntad y decisión de la mujer. Como expresó Alejandra López, coordinadora del programa Género Salud Reproductiva y Sexualidades del Instituto Psicología de la Salud: "no se puede pensar ni discutir sobre aborto aislado de otras discusiones sociales. Aunque no discutamos de democracia, estamos discutiendo de democracia, aunque no discutamos de sistema de valores, estamos discutiendo de sistema de valores, aunque no estemos discutiendo expresamente de transformaciones sociales y de la familia, estamos discutiendo de eso. Cuando discutimos de aborto, discutimos sobreuna agenda mucho más amplia que tiene que ver con democracia y derechos humanos”