Al sur del Arcoiris

Con un fuerte arraigo a las tradiciones cristianas, a la moralización del ámbito público y la perpetuación de estructuras jerárquicas verticales y monolíticas como base de sus creencias y propuestas centrales, se han enraizado las alianzas entre grupos católicos y evangélicos con grupos económicamente privilegiados y sectores populares con ideologías nacionalistas organizados en torno a un discurso de orden y autoritarismo, todo esto con una estrategia política renovada, un aumento significativo de alianzas transnacionales y el uso intensivo - extendido de redes sociales como forma de información y comunicación.

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En el Cono sur de Latinoamérica se han cristalizado varios cambios culturales de manera explosiva, en materia de reconocimiento a las diversidades sociales de todo tipo por parte de los Estados Nacionales: La ley de aborto en Argentina a fines de 2020, permite abortar de  manera legal, segura y gratuita, cubierta por la seguridad social, hasta la semana 14.Argentina además, fue el país pionero en Latinoamérica en legislar sobre el matrimonio igualitario (2010) y desde junio del  2021, vuelve a ser el primero de la región en legislar sobre la seguridad social y laboral de travestis y trans, históricamente señalados como un grupo de alta vulnerabilidad frente a la discriminación y la marginalización del sistema. La ley de cupo laboral trans fue aprobada en junio de este año y estipula que el Estado Nacional deberá garantizar el 1% de su planta laboral para personas travestis y transexuales.

Chile por su parte, un país donde el modelo neoliberal marcó una fuerte impronta conservadora, ha avanzado más lento, dadas las dificultades que las instituciones han puesto a los temas de derechos y libertades sobre los cuerpos y las decisiones sobre la vida privada. Sin embargo, este 2021 y comenzando el mes de junio, donde se conmemora el “día del orgullo LGBTIQ” y para gran sorpresa del país, el presidente de derecha Sebastián Piñera, durante el discurso anual al Congreso, anunció que daría "carácter de urgencia" a una ley de matrimonio igualitario que se debate en el Parlamento chileno desde 2017, provocando con esto, un gran quiebre de su sector político a meses de las próximas elecciones presidenciales.

Todos estos avances legislativos son fruto de los cambios socio culturales, que ya tienen una larga data en esta parte de Sudamérica y que han sido abordados tanto por grupos de base y autónomos, sociedad civil organizada, ONGs, como por partidos políticos de tendencias progresistas y liberales.

Esto en un contexto donde Argentina y Chile han tenido importantes remezones sociales, el primero con una crisis económica agudizada por la pandemia COVID19 y el segundo con un estallido social sin precedentes en la historia reciente, donde de manera masiva se paralizó el país en pos de las demandas por mayor protección social y menos privilegios al sector privado y a grupos de elite.

Pero así como este sector ha avanzado, también su contradiscurso ha sabido mutar y adaptarse a la actual situación de América Latina y es así como el lobby neoconservador ha ganado últimamente mucho terreno y fuerza. Con un fuerte arraigo a las tradiciones cristianas, a la moralización del ámbito público y la perpetuación de estructuras jerárquicas verticales y monolíticas como base de sus creencias y propuestas centrales, se han enraizado las alianzas entre grupos católicos y evangélicos con grupos económicamente privilegiados y sectores populares con ideologías nacionalistas organizados en torno a un discurso de orden y autoritarismo, todo esto con una estrategia política renovada, un aumento significativo de alianzas transnacionales y el uso intensivo - extendido de redes sociales como forma de información y comunicación.

Estos grupos se han posicionado en el panorama político pisando fuerte, con un gran lobby internacional que apunta en especial contra lo que ellos llaman “ideología de género”, donde se manifiesta un fuerte rechazo a las agendas promocionadas por organismos internacionales como  ONU  y la OEA, que tratan básicamente de libertades de las mujeres y los grupos sexo genéricos, con un discurso de disciplinamiento de la moral en cuanto a derechos sexuales y reproductivos.

En toda la región, estos actores conforman alianzas y se mueven en espacios muy masivos, recibiendo además  apoyo económico de grupos conservadores norteamericanos y europeos como es el caso del lobby Hazte Oír/Citizengo, la organización española tras el polémico “Bus de la libertad”, quienes desde el 2013 hasta 2021 han recibido 17 millones de euros en donaciones particulares y cuotas de socios, financiando acciones y grupos antiderechos dentro de la región latinoamericana.

El espacio más importante de esas conexiones es el Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia, que desde 2017 reúne a activistas cristianos y políticos de varios países latinoamericanos.

La actual crisis sanitaria y económica por la que pasa el mundo y que ha afectado de manera mas brutal a los países con menos desarrollo, es un caldo de cultivo perfecto para fortalecer mas agudamente los autoritarismos y toda forma de acciones anti democráticas, pues en una sociedad fatigada física y psicológicamente, las ideologías entrarán rápidamente a la disputa por el sentido común.

Por ello, el apoyo a grupos defensores de la democracia y las libertades individuales y colectivas resulta ahora más que nunca, vital, siempre teniendo en cuenta que en Latinoamérica, la adscripción a la figura del “Orgullo gay” es solo la parte más visible por ser la más “vistosa”, sin embargo las diversidades sexuales se han organizado de manera fuerte en torno a la lucha contra los prejuicios raciales y étnicos, la justicia social, la lucha contra la pobreza y la marginalidad , entre otros temas que atañen a esta comunidad en esta parte del mundo. Esa es la complejidad que se debe abordar, para entender que las demandas de dichos grupos sociales en la región no se limitan a la identidad sexual, sino que es un proyecto político y social basado justamente en el respeto a esas diferencias y la garantía de sus derechos, por los estados y por la sociedad toda.