Conversatorio "Trabajo precario: impactos, resistencias y propuestas de las mujeres trabajadoras”

En el Marco Internacional de 24 horas de la Acción Feminista de la Marcha Mundial de Mujeres,se realizó, el pasado 24 de abril,  el conversatorio "Trabajo Precario: impactos, resistencias y propuestas de las mujeres trabajadoras", espacio en que se reflexionó sobre  las experiencias, luchas y resistencias de las mujeres frente a las diversas expresiones de trabajo precario, representado en trabajadoras del Estado, trabajadoras migrantes y asalariadas agrícolas de temporada.

Las 24 horas de Acción Internacional de la Marcha de las Mujeres se realiza en conmemoración de la masacre de Rana Plaza en Bangladesh, donde, en el año 2013, murieron miles de mujeres trabajadoras textil, víctimas de la explotación capitalista.

El encuentro se realizó  en la Casa Central de la Universidad de Chile y contó con la presencia de Daniel Andrade, presidente de la FECH, Alicia Muñoz, directora de Anamuri, Joahanna Molina, coordinadora de la Marcha Mundial de las Mujeres, Fabiola Morales, del Colectivo Justicia para Guatemala y del Movimiento Acción Migrante, Carolina Rojas, socia del Sindicato de Mujeres Temporeras de Vicuña y parte de Anamuri y Jimena Aguirre Galindo, vocera del Movimiento Cabread@s del sector público, Directora Nacional de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales, ANEF.

El conservatorio fue organizado por la Marcha Mundial de Mujeres  Chile, la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, Anamuri y con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll Cono Sur.

Compartimos con ustedes la declaración de la Marcha Mundial de Mujeres en torno a este día

                                       DECLARACIÓN DE LA MMM, 24 de abril de 2017

Cada 24 de abril recordamos la masacre que se llevó a cabo en Rana Plaza, Bangladesh, el año 2013 cuando 1.127 personas murieron y otras 2.500 resultaron heridas, en su mayoría mujeres, por causa del derrumbe del edificio donde trabajaban en condiciones infrahumanas por un salario inmoral. Nosotras, militantes de la Marcha Mundial de las Mujeres, juntas, en solidaridad, elevamos nuestras voces para denunciar el lucro del capitalismo por medio de la expropiación y la explotación del trabajo productivo que este emplea de diversas maneras, en todos los rincones del mundo y en nuestra vida diaria.

El capitalismo se reestructura permanentemente y utiliza los mismos mecanismos violentos de acaparamiento presentes desde su origen: apropiación de las tierras y de la naturaleza, explotación laboral, control de los cuerpos de las mujeres; violencia y poder militar. Esto significa que este sistema en sus diversas manifestaciones está directamente relacionado con el neo-colonialismo y el patriarcado.

Las compañías transnacionales organizan su producción y toda la cadena de valores de manera diseminada alrededor del mundo y tienen como objetivo los países del Sur, considerados como “paraísos fiscales” con mano de obra barata. Sin embargo, la fuerza de trabajo no puede ser la más barata si los derechos de las y los trabajadores no están garantizados. Mujeres, de color y/o inmigrantes, inclusive de los países del Norte, sufren por las condiciones precarias de trabajo, realizan largas jornadas y reciben bajo salario.

Esto también se debe a la usurpación de las tierras de las comunidades, a la transformación de la agricultura familiar en agricultura para la exportación, a la deforestación y la contaminación de los ríos por dichas actividades de las multinacionales. De esta manera, son las mujeres las que sufren la ausencia de recursos básicos como alimentos y agua necesarios para el sostén y el bienestar de sus familias. Por este proceso de usurpación de los bienes naturales, los seres humanos dependemos exclusivamente del mercado para poder comer sin que tengamos poder adquisitivo ni control de nuestros recursos.

Así mismo, la industria alimentaria que apoya los alimentos genéticamente modificados (OGM) se ha instalado plenamente en nuestros mercados. En esta industria, la apariencia estética de los alimentos es más importante que su calidad nutricional, lo que significa que nuestra salud y bienestar se vean gravemente comprometidos. La industria de la moda y de la tecnología por medio de la manipulación mediática para garantizar un consumo acelerado crea necesidades superfluas y nos convence que tal consumo nos concede un estatus elevado, llevándonos a un modo de culto de nuestro amor propio.

Rechazamos esta falsa idea que pretende que la femineidad se mide por la cantidad y el precio de lo que compramos.

Este contexto, que afecta cada día a las mujeres de distintas formas, es consecuencia de lo que se llama “libre intercambio”, que no es ninguna novedad y que además no tiene nada de libre. Los acuerdos de libre comercio (TLC) son instrumentos que establecen normas muy rígidas formuladas a través de un proceso extremadamente antidemocrático cuyo objetivo es que tales normas sean irreversibles para que las empresas multinacionales puedan ampliar su poder sobre nuestras vidas, controlar las políticas de los estados y la explotación de la fuerza de trabajo de las mujeres.

Con estos tratados de libre comercio, las sociedades tienden a apropiarse cada vez más de los conocimientos ancestrales de nuestros pueblos. Quieren patentar la vida, las semillas, el conocimiento y detentar el monopolio de las patentes por el mayor tiempo posible. Ejemplos de esto son el Acuerdo Tras-Pacífico (TPP), el Tras-Atlántico (TTIP) y el Acuerdo sobre comercios y servicios (TISA).

Nosotras las Mujeres, luchamos contra los TLC, ya que estos acuerdos son más que simples reglamentaciones del comercio entre países, son estrategias de dominación de las personas. Tales acuerdos amplían el alcance del mercado, aumentan las desigualdades entre los países y los pueblos y son una amenaza para la sostenibilidad de la vida, contribuyen al aumento del efecto invernadero y repercuten en la preservación de la vida, la naturaleza y su diversidad terrestre y marina. Representan un interés desmesurado de conquistar y explorar territorios.

Las multinacionales además cuentan con la impunidad: violan los derechos humanos y los cuerpos -especialmente el de niñas y mujeres-, contaminan la naturaleza, usurpan nuestros territorios y precarizan nuestras vidas.

Al oponernos al libre comercio, cuestionamos también un modelo de desarrollo que al asociar el machismo y el racismo en el mercado capitalista beneficia únicamente a una pequeña élite. Así, denunciamos las estrategias del avance permanente del capital sobre los territorios y la biodiversidad de los países del sur y la mercantilización de la vida.

Nosotras, mujeres de la MMM, reafirmamos la fecha del 24 de abril como fecha de Resistencia y de lucha contra el poder y la impunidad de las corporaciones trasnacionales (TNC) y contra todas las formas de explotación capitalista neoliberal.

Nuestro cuestionamiento está en la base de las alternativas que construimos en torno a la soberanía alimentaria, la agro-ecología y la economía solidaria desde donde defendemos el trabajo como un espacio para la libertad de las personas que son productoras y de las que son consumidoras.

Nuestra acción nos refuerza y estimula las luchas y resistencias en nuestra diversidad como mujeres que somos y representamos a nivel local e internacional.