Situación actual en Brasil: El problema es del sistema político, no del gobierno.

En su visita a Chile, Dawid Bartelt, Director de la Fundación Heinrich Böll Brasil, explicó las causas que generaron la crisis sociopolítica, económica e institucional que vive actualmente ese país. Bartelt también se refirió a la debilitada resistencia de los movimientos sociales frente al proceso de impeachment a la presidenta Dilma Rousseff y a las contradicciones que presenta el programa de gobierno de su sucesor, el Presidente interino Michael Temer.

El encuentro se realizó el pasado lunes 30 de mayo en la Fundación Heinrich Böll Cono Sur y contó con la participación de diversos representantes de la sociedad civil, entre ellos, la Marcha Mundial de Mujeres, la Red Chilena Contra la Violencia hacia las Mujeres, Fundación Decide y Fundación Terram.

En esta oportunidad, Bartelt, dialogó y reflexionó junto a los asistentes sobre la situación actual en Brasil y las amenazas que este tipo de acciones generan en la estabilidad social y democrática de una nación. Se refirió particularmente al descontento que existe por parte de las organizaciones y de la población brasileña debido al alto nivel de corrupción que existe en ese país, principalmente desde que fueron reveladas, en el año 2014, las investigaciones de corrupción más grande hasta el momento en la historia de Brasil, conocida como la Operación Lava Jato, la que fue una de las primeras investigadas y que usaba una red de lavanderías y estaciones de servicio para mover valores de origen ilícito.

En esta cadena de corrupción estaba directamente vinculada la semiestatal Petrobras. La empresa petrolera licitaba sus obras a empresas de ingeniería y construcción de Brasil, como parte de un programa para fomentar la creación de empleos en el país, promovido por el Presidente Lula y su entonces ministra de Energía Dilma Rousseff. Fue así como comenzó una organización basada en sobornos, mediante la que se desviaba cerca del 3% de los contratos, el que se repartía entre políticos y empresarios. "El LavaJato demostró no ser una aberración del financiamiento político sino que ser la clara expresión de cómo opera el sistema político en el país", aseveró Bartelt. Según los expedientes, el dinero de estos sobornos se distribuyo más allá del Partido de Los Trabajadores (PT), alcanzado también al Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) o al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) agrupación a la que pertenece el principal contrincante de Dilma en las últimas elecciones. De esta forma, muchos partidos de diversos espectros ideológicos se beneficiaron del entramado de corrupción que se utilizó para financiar campañas y gastos personales.

"La corrupción y la crisis económica pasaron a ser identificados como el legado negativo del gobierno. La Presidenta perdió parte importante del respaldo popular que tenía. La gran mayoría de la población la culpaba por la inestabilidad económica y la corrupción", afirmó Bartlet. Bajo estas circunstancias, quedaba muy claro que existía una profunda crisis de representación política, "no era el gobierno lo que se criticaba sino que todo el sistema político", agregó.

El experto recuerda que no hay que olvidar, las fuertes movilizaciones que se dieron lugar a mediados de junio del 2013 en diversas ciudades de Brasil, donde millones de personas se manifestaron en un comienzo por el alza del costo del transporte público. Sin duda, este era el inicio de una serie de protestas que expresaba el magro apoyo de la población hacia Dilma, como también la poca resistencia que derivó después para evitar su destitución.

"La idea de la oposición de iniciar un proceso de impeachment fue un teatro desde el comienzo. Aprovecharon la coyuntura. Uno de los políticos más corruptos, Eduardo Cunha, el actualmente suspendido presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, fue quien dio inicio al juicio político a Rouseff. Él trató de negociar con Dilma diciéndole que si ella impedía un proceso en contra de él, no abriría el proceso de impeachment. Ella podrá tener muchos defectos pero no es una persona corrupta, por lo que no accedió a esa petición" explicó Bartelt.

El Director de la Fundación Heinrich Böll en Brasil también reflexionó sobre el proceso que está transitando Sudamérica en relación al desplazamiento de gobiernos progresistas y de izquierdas por coaliciones de derecha como es el caso de Argentina, con la asunción de Mauricio Macri a la presidencia.

En el caso de Brasil, Bartelt afirmó que la decepción por parte de la sociedad civil y de la ciudadanía hacia el Partido de los Trabajadores se originó durante el el primer gobierno de Lula da Silva: "La Sociedad Civil más crítica es la que apoyó a Lula en su primer gobierno. La mayoría de los que votaron por él se frustraron mucho cuando percibieron que existían fuertes límites para lograr una transformación más profunda", señaló.

Para mayor información sobre la situación actual en Brasil les invitamos a leer el artículo Brasil en Crisis: Avanzar hacia el pasado de Dawid Bartelt http://cl.boell.org/es/2016/05/27/brasil-en-crisis-avanzar-hacia-el-pasado